Una común sensación de seguridad acompaña a la espontánea asociación causal entre nuestras ideas y la realidad a la que se refieren.
Sin embargo, una y otra vez, en nuestra vida, cambiamos de idea, o de opinión, sobre algo o alguien, debido a que adquirimos algún conocimiento nuevo sobre él, o consideramos algún aspecto que no habíamos tenido en cuenta en un principio.
Hay personas más o menos flexibles, más o menos "permeables" a la experiencia, y ésta es una cualidad muy importante para ampliar nuestro campo de conciencia. La flexibilidad es uno de los aspectos de la inteligencia, entendida como capacidad de adaptación. En relaciones humanas hablamos de Inteligencia emocional.
Lo cierto es que la Realidad es "tozuda", mientras que nuestra percepción de ella no lo es tanto, y se puede cambiar, tomando conciencia de aquello que nos hizo construirla, y considerando nuevos elementos asociados a la misma.
La Realidad (A) no causa directamente nuestros Pensamientos (D), sólo es ocasión de que éstos se produzcan. La Realidad es "captada" por nuestra Conciencia (B) en un momento determinado de nuestra vida, y ésto determina nuestra Percepción (C), que supone una interpretación de A. Nuestra Percepción causa nuestro Pensamiento:
C > D
Nuestras ideas, opiniones, creencias (d), son producto de la interpretación fenomenológica (c) que hacemos de los estímulos (a):
c > d
En el ejemplo que inicié en mi sección anterior, el ciudadano occidental catalogaría, sin dificultad, el estímulo como un avión (supersónico), mientras que el habitante de la tribu percibiría, muy probablemente, un enorme y desconocido pájaro.
Fíjese con detenimiento, el tiempo que quiera, en ésta imagen:
¿Alguna anomalía observada? ¿todo correcto? Ahora vaya a mi siguiente sección de Pensamiento y Afectividad