Es un estado de tristeza excesiva, que puede vivenciarse como inmotivada (sin causa aparente) o como reacción a un acontecimiento vital estresante (depresión reactiva).
La depresión se expresa a todos los niveles: cognitivo, afectivo, fisiológico y conductual. Por tanto, impregna toda la vida de la persona, hasta el punto de poder tener importantes consecuencias sociales y personales: desde la incapacidad laboral hasta el suicidio.
Su origen es multifactorial, existiendo factores de predisposición genética y educativa (condicionamientos paternos), junto con factores desencadenantes: el estrés, una decepción sentimental, la vivencia o contemplación de un accidente, asesinato o tragedia, el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte, la elaboración inadecuada de un duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) son algunos factores a destacar.
Cabe la posibilidad de que la persona con depresión no vivencie tristeza, sino sólo la pérdida de interés y la incapacidad para disfrutar de la vida, así como una percepción del tiempo enlentecida por la falta de motivaciones.
Tanto la determinación ambiental, como la necesidad de modificar o cambiar los esquemas mentales, hacen posible y necesario el tratamiento y la resolución de los problemas de depresión a través de una Terapia Online o Presencial.
Depresión reactiva (trastorno adaptativo)
Es una tristeza desproporcionada como respuesta a un acontecimiento vital estresante, que se da no más allá de los tres meses siguientes a su aparición.
Indefensión aprendida (Martin Seligman)
Es un concepto útil para entender la psicología del depresivo: la causa de la depresión es la creencia de que la acción es inútil, de que el éxito y el fracaso son independientes de la propia conducta. La seguridad interior, la autoestima, no es consecuencia de lo que poseemos, sino de una larga experiencia comprobando cómo nuestras propias acciones cambian el mundo, y cómo superamos las dificultades por nosotros mismos. La depresión del éxito, que se da cuando una persona alcanza una meta, por la que ha estado luchando durante mucho tiempo, no resulta paradógica a la luz de la indefensión aprendida: estas personas que tienen éxito y están deprimidas, dejan de estar recompensadas por lo que hacen en el presente. Lograda la meta por la que lucharon, sus recompensas llegan ahora por lo que han hecho o por lo que son, resultando independientes de la actividad actual.
La depresión reactiva se da en aproximadamente un 6% de la población y es 2 veces más frecuente en las mujeres
Depresión menor (distimia, neurosis depresiva)
Criterios para el diagnóstico (DSM IV)
A. Situación anímica crónicamente depresiva o triste (o irritable en niños y adolescentes), comunicado por el sujeto u observado por los demás, durante la mayor parte del día, la mayoría de los días, y durante un mínimo de dos años (1 año para niños y adolescentes)
B. Durante los periodos depresivos aparecen dos o más de estos síntomas:
1) Poco apetito o voracidad
2) Insomnio o hipersomnia (dormir menos o más de lo que se acostumbraba)
3) Pérdida de energía o fatiga (astenia)
4) Baja autoestima
5) Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones
6) Sentimiento recurrente de desánimo o desesperanza
C. Si hay periodos libres de los síntomas señalados en A y B durante los dos años requeridos, no constituyen más de dos meses seguidos
D. No existen antecedentes de episodios depresivos mayores durante los dos primeros años de la alteración (1 año para niños y adolescentes) Si antes de la aparición de la distimia se dio un episodio depresivo mayor, éste tendría que haber remitido por completo, con un periodo posterior al mismo mayor de dos meses, libre de síntomas, antes del inicio de la distimia propiamente dicha
E. No existen antecedentes de episodios maníacos, hipomaniacos o mixtos, ni se presentan tampoco los criterios para un trastorno bipolar
F. No hay criterios de esquizofrenia, de trastorno delirante o consumo de sustancias tóxicas
G. No hay criterios de enfermedades o causas orgánicas (por ejemplo, la administración prolongada de una medicación antihipertensiva
H. Los síntomas originan malestar y deterioro de las capacidades sociales, laborales o de otras áreas de la vida de la persona
El trastorno distímico se da en alrededor de un 4% de la población. El inicio suele ser temprano. Aparece con doble frecuencia en mujeres que en hombres, sola o asociada a otros trastornos, sobre todo depresiones graves. Es frecuente en su evolución el deterioro social y el abuso de sustancias como alcohol y otras drogas.
Criterios para el diagnóstico (DSM IV)
A. Presencia de un mínimo de 5 síntomas de los siguientes, durante al menos dos semanas, siendo, al menos, uno de ellos el 1 o el 2:
1) Estado de ánimo triste o irritable durante la mayor parte del día y durante la mayor parte de los días
2) Anhedonia o disminución de la capacidad para disfrutar o mostrar interés y/o placer en las actividades habituales
3) Disminución o aumento del peso (por ejemplo, más de un 5% del peso corporal en un mes), o del apetito casi cada día (en los niños hay que tener en cuenta la dificultad para alcanzar el peso necesario)
4) Insomnio o hipersomnia casi cada día
5) Enlentecimiento o agitación psicomotriz casi cada día (observable para los demás, no sólo el sentimiento subjetivo)
6) Pérdida de energía o fatiga (astenia) casi cada día
7) Sentimientos recurrentes de inutilidad o culpa (que pueden ser delirantes) casi cada día
8) Disminución de la capacidad intelectual (capacidad para pensar, concentrarse o indecisión)
9) Pensamientos recurrentes de muerte o ideas suicidas
B. No deben existir signos o criterios de trastornos afectivos mixtos (síntomas maníacos y depresivos), trastornos esquizoafectivos o trastornos esquizofrénicos
C. El cuadro repercute negativamente en la esfera social, laboral o en otras áreas vitales de la persona
D. Los síntomas no se explican por el consumo de sustancias tóxicas o medicamentos, ni tampoco por una patología orgánica
E. No es una reacción normal de duelo ante la pérdida de una persona importante
Algunos factores estresantes vitales, como el nacimiento de un hijo, las crisis de pareja, el abuso de sustancias tóxicas (principalmente alcohol) o la presencia de una enfermedad orgánica crónica se asocian con un riesgo incrementado de desarrollar un trastorno depresivo mayor.
La existencia de un pariente de primer grado con antecedentes de trastorno depresivo mayor aumenta el riesgo entre 1,5 y 3 veces frente a la población general.
La depresión mayor se da en un 3% de la población general, dandose casi el doble en la mujer que en el hombre.
Se calcula que en España puede haber seis millones de personas que sufren depresión (13% de la población), la mitad de ellos sin diagnosticar y constituye la segunda causa de baja laboral.