Es el amor hacia uno mismo, asociado a una autovaloración positiva, a la seguridad interior, a un sentimiento de paz con uno mismo y los demás, y a una notable integración psicosomática; es básicamente estable (por encima de fluctuaciones emocionales), y relativamente independiente de la opinión ajena, el dinero y las posesiones materiales, el poder externo, o el éxito social; y determina la capacidad de amar a los demás, a los seres vivos en general y a la naturaleza.
Se confunde frecuentemente con el narcisismo, que está asociado a una baja autoestima, a una habitual tensión interna (con actitudes de comparación evaluativa y de competitividad), y a una baja integración psicosomática, con presencia de somatizaciones.
La autoestima es un factor de la personalidad, que, a semejanza de las emociones básicas opuestas de odio/amor (odio es sinónimo de aversión, repugnancia o asco), que suponen una gradación desde 0 (máximo odio) hasta 10 (máximo amor) podríamos nombrar como autoaversión/autoestima, en una escala semejante, desde 0 (máximo odio hacia sí mismo) hasta 10 (máxima autoestima).
Si desea evaluar su propia autoestima, puede hacerlo a través de la Escala de Autoestima de Rosenberg (1965)
Falta de asertividad: Agresividad, Chantaje emocional, Complacencia compulsiva, Inhibición emocional y social, Oposicionismo
Autoaceptación:
Autoaceptación emocional
Autorechazo: Autorechazo emocional
Autocrítica negativa: Falta de autocrítica, Autocrítica severa
Autoexigencia positiva: autosuperación
Autoexigencia negativa: Falta de autoexigencia, Competitividad excesiva (comparación evaluativa), Hiperactividad, Perfeccionismo
Autovaloración positiva: Sentimiento de dignidad personal
Autovaloración distorsionada: negativa, grandiosa
Egocentrismo: explotación interpersonal
Mentalidad ética: Compasión (Sensibilidad trascendente), Altruismo
Inmoralidad: Sensibilidad egocéntrica
Paz interior: integración psicosomática
Sufrimiento interior: Conflictividad emocional, Personalidad trastornada
Estados emocionales de la madre durante el embarazo: deseo desapegado, deseo ansioso
Actitudes parentales durante la infancia
Emociones básicas (positivas y negativas), Funciones psíquicas narcisistas (especular, idealizadora), Ética primaria (autoestima primaria vulnerable)
Influencia de hermanos, familiares y otras personas
Autoestima secundaria: Fuentes
Afecto sincero de los demás: círculo vicioso del desamor
Religión, Coherencia: Interna, Externa (Homosexualidad e Iglesia Católica)
Consecución de logros internos
Perfección en la actividad: "perfección centrada", "el trabajo libera"
Epicteto, Solomon Northup, Viktor Frankl
Superación de obstáculos: Dolor, Sufrimiento, Resistencia al dolor
Trascendencia: "dar es recibir"
Ayudar da sentido (¡Qué bello es vivir!, Cadena de favores), El poder conlleva responsabilidad (Superman 1, Spider-Man 1, Sigo como Dios, Maternidad y Paternidad)
Evaluación de la autoestima (Escala de Autoestima de Rosenberg, 1965)
Responda en qué grado está de acuerdo, o no, con cada uno de los siguientes enunciados (MA=muy de acuerdo, A=de acuerdo, D=en desacuerdo, MD=muy en desacuerdo):
1. En general estoy satisfecho conmigo mismo
2. A veces pienso que no sirvo para nada
3. Siento que tengo una serie de buenas cualidades
4. Soy capaz de hacer las cosas tan bien como los demás
5. Siento que no tengo mucho de lo que estar orgulloso
6. Ciertamente me siento inútil a veces
7. Me siento una persona valiosa, al menos tanto como las demás
8. Me gustaría poder tener más respeto por mí mismo
9. Considerándolo todo, tiendo a sentir que soy un fracaso
10. Tengo una actitud positiva hacia mí mismo
Puntuación:
1, 3, 4, 7 y 10: MA=3, A=2, D=1, MD=0
2, 5, 6, 8 y 9: MA=0, A=1, D=2, MD=3
Cuanto más alta sea la puntuación, más alta será la autoestima (si las respuestas son veraces, claro)
Les propongo 10 características de personalidad que, según el grado o la forma en que se presentan, serían indicios de autoestima alta (nivel alto o expresión positiva) o baja (nivel bajo o expresión negativa).
Si usted se puntúa del 0 al 10 en cada uno de los indicadores de autoestima alta, según se identifique con los mismos (pudiendo intercalar al decimal intermedio entre puntuaciones enteras, respecto a las cuales dude; por ejemplo, entre 6 y 7, se puede elegir 6,5), obtendrá una puntuación que reflejará su autoestima a partir de la percepción subjetiva de los factores que la componen. El intervalo bajo de puntuaciones (0-4,5) correspondería a la baja autoestima ("No me identifico"), el punto equidistante (5) correspondería a una autoestima media ("No estoy seguro"), y el intervalo alto de puntuaciones (5,5-10), correspondería a la autoestima alta ("Me identifico"). Antes de puntuarse, lea con detenimiento cada característica, en su nivel alto o expresión positiva, y en su nivel bajo o expresión negativa.
Sería interesante comparar esta puntuación con la obtenida en la Escala de Rosenberg.
La asertividad es la expresión del sí mismo (pensamientos, sentimientos, conductas) de forma no agresiva ni manipuladora. La persona asertiva expresa lo que piensa y siente, también las emociones "negativas", y su comportamiento es congruente con su mundo interior. Esta fluidez psicosocial (coherencia externa) le proporciona una estable sensación de relajación (ausencia de tensión interna), a la vez que suele facilitar los contactos interpersonales.
Agresión pasiva, hostilidad abierta (mal humor, tendencia a molestarse o enfadarse por cosas nimias), provocar, ofender, atacar (irascibilidad expresada, violencia explícita).
Chantaje emocional (manipular)
Amenazas (coacciones), victimismo.
Complacencia compulsiva
Necesidad excesiva de la aprobación ajena, de agradar y satisfacer los deseos de los demás, incapacidad de decir "no" por miedo al rechazo. Tendencia a ser muy cooperador y frecuente pertenencia a algún grupo (filiación).
Inhibición emocional y social
La inhibición de emociones "negativas" (especialmente la ira, y que puede contrastar con una excesiva y/o inauténtica expresión de las emociones "positivas"), unida a la inhibición social (que hace tender al aislamiento, a no sentir apoyo social y a la inseguridad con los demás), están muy asociadas a la baja autoestima, existiendo una dificultad para autoafirmarse y la tendencia a la sumisión (pasividad). Es frecuente la hostilidad latente (resentimiento) y son raras las reacciones de agresividad. La falta de congruencia entre lo que siente y lo que expresa supone una tensión interna y una falta de fluidez en la personalidad.plícita).
Oposicionismo
Predisposición a llevar la contraria, a oponerse ante indicaciones, opiniones u órdenes; desde una actitud negativa hostil, insumisa, rebelde y/o desafiante; en especial ante figuras de autoridad (cuya referencia inconsciente suelen ser los padres). El rasgo opuesto y positivo sería la facilitación; el término "facilitador" se utiliza en la orientación humanista como equivalente al de psicoterapeuta.
Referida a la Personalidad en general.
Autoaceptación emocional
Reconocimiento y aceptación de su Afectividad (Conjunto de emociones, sentimientos y estados de ánimo), tanto en sus aspectos positivos como negativos, y actitud de compartirla con otras personas, si lo considera oportuno.
Acepta su propia ambivalencia y la de los demás, respetando las fluctuaciones afectivas; y tiene la disposición de comprenderla, dándole sentido, aumentando así su campo de conciencia. Esta tolerancia interior le hará ser un padre tolerante, y permitirá que sus hijos la desarrollen también, estimulando el respeto y la confianza interior en ellos. Al menos a un nivel intuitivo, él sabe, y ellos sabrán, que las emociones son un efecto de la Conciencia, por más que parezca que las causa la Realidad (que siempre es ocasión de que éstas se produzcan); podríamos decir que la Realidad predispone y la Conciencia condiciona. Profundamente emocionante es el grito de ¡Libertad! de William Wallace (1270-1305, caballero escocés que dirigió la Primera Guerra de Independencia de Escocia contra Inglaterra), tal como es representado por Mel Gibson en la espectacular película "Braveheart" (1995), ante una realidad abrumadora, habiendo sido cruelmente torturado, y momentos antes de ser decapitado.
La dificultad para aceptar, reconocer y/o expresar las emociones "negativas", tiene su origen en la infancia y la influencia moral, y es una característica común a muchos trastornos emocionales.
La desconexión con el mundo emocional se da de forma acusada en la frialdad (insensibilidad) emocional (asociada a un pensamiento rígido y concreto, y que se da mucho en profesionales sanitarios; ver personalidad tipo A), y de forma extrema en la alexitimia.
Autocrítica positiva (beneficiosa)
El juicio crítico sobre uno mismo (especialmente respecto a las propias actitudes o conductas) es constructivo, supone reconocer y corregir los propios errores, de forma que favorece los vínculos sociales, e impulsa el cambio positivo de la personalidad. Esta capacidad se asocia a la importante virtud de la humildad, la flexibilidad mental y la ecuanimidad (imparcialidad de juicio). A nivel interpersonal se asocia a una actitud dialogante.
Autocrítica negativa (deficiente o excesiva)
Es característica en el trastorno narcisista de la personalidad. El narcisista centra su atención en lo que hace bien, sin ver sus errores, y, por tanto, sin poder corregirlos. Es refractario a las críticas externas: ni le gustan, ni las acepta. En el mejor de los casos, nos podría parecer que nos escucha y nos tiene en cuenta, pero en poco tiempo podremos comprobar que las ideas no le hacen mella. Está demasiado centrado en sí mismo y en cuidar su imagen.
Autocrítica severa (Superyó severo)
Cuando la capacidad para el juicio crítico sobre uno mismo se extrema, el importante rasgo de la autocrítica se convierte en un tormento, y la persona vive un contínuo estado de insatisfacción.
Es norma general que un superyó severo tenga su origen en unos padres exigentes y críticos, y muestren al niño una habitual insatisfacción ("no es suficiente, siempre lo puedes hacer mejor"). Así, ante un Superyó poderoso y cruel, se opone un Yo débil. Se encuentra típicamente en el trastorno obsesivo-compulsivo.
Autoexigencia positiva (centrada)
La autoestima alta favorece actitudes sanas de autosuperación desde la comparación con un Ideal del yo (valores personales), ajustado a las capacidades (a una distancia accesible). Supone exigirse a sí mismo desde el conocimiento de las propias capacidades, desde una actitud centrada (equilibrada) y óptima, para lograr un beneficio propio o común.
Autoexigencia negativa (deficiente o excesiva)
Se encuentra en la personalidad inmadura y en la baja resistencia a la frustración [aceptación de la contrariedad (de tener problemas, o vivenciar obstáculos respecto a una necesidad o deseo), asimilación de expectativas que no se cumplen (del fracaso)]. Una figura prototípica sería la del nini (del acrónimo inglés neet: ni trabaja, ni estudia, ni recibe formación). El humorista José Mota tiene un personaje muy carismático y muy nini: El Fumi de Morata, al que nadie le "iguala" su calidad de vida...
Competitividad excesiva
La personalidad tipo A condiciona una habitual tensión interna, asociada a actitudes mentales de comparación evaluativa (determinar el propio valor o el valor de algo, estableciendo relaciones de inferioridad, igualdad o superioridad) y de competitividad (rivalizar por la consecución de una misma cosa, y esfuerzo que conlleva).
Un cliente se expresaba así: "Quiero crecer en eso, en mostrarme como soy, sin comparaciones y sin miedos a no ser lo que los demás esperan de mí, o lo que creo que debo ser para ellos. Lo veo como si tuviese una capa de polvo cubriéndome con todas esas cosas que me hacen difícil el mostrarme como soy".
Hiperactividad
Otra forma en que se expresa una excesiva autoexigencia es la hiperactividad, característica de la personalidad tipo A, donde la productividad es más de cantidad que de calidad., relacionada con la ambición y la competividad y que supone una contínua tensión interna (personalidad autoestresante).
Perfeccionismo
Su elevado Ideal del yo les impulsa a un rendimiento alto y sin errores, en casi todo lo que hace, torturándose hasta lograr, a su juicio, "producciones perfectas", con una dificultad para acabar las tareas. Vive sentimientos de malestar muy acusados cuando no lo logra. Igualmente, tienden a ser severos críticos, y exigir mucho a los demás, siendo intolerantes respecto a las debilidades ajenas. Es propio de la personalidad obsesiva.
Se ha definido la autoestima como la percepción evaluativa de nosotros mismos. Valorarse positivamente implica tener un autoconcepto (percepción del sí mismo) ajustado ("real", no defensivo), a una distancia relativamente cercana a un Ideal del yo (valores personales) accesible: cuanto menor sea la distancia, mayor será la autoestima; cuanto mayor sea la distancia, menor será la autoestima (a pesar de que la persona pudiera ser vista muy positivamente por los demás). Una persona que se valora íntimamente y se percibe valiosa (interesante) para los demás (al menos para sus amigos), está satisfecha consigo misma.
Sentimiento de dignidad personal
Como persona se considera igual de digna (merece lo mismo) que los demás, con los mismos derechos, y merecedor de respeto. Aunque no se sienta inferior o superior en este sentido, acepta las diferencias individuales (conocimientos, capacidades, experiencia, nivel económico, etc.). La igualdad en dignidad está recogida en el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (ONU, 10 de diciembre de 1948): "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". Y en su artículo 2 se afirma: "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición".
El sentirse digno implica respetarse a sí mismo y a los demás (ser tolerante), respetar unas sensatas normas de convivencia, la capacidad de superar las propias debilidades apoyándose en sus cualidades, ser ético respecto a sus sentimientos, y expresarlos sin miedo y sin manipular a los demás.
Autovaloración distorsionada (negativa o grandiosa)
Autovaloración negativa (deficiente)
Se encuentra en muy diferentes personalidades y trastornos: personalidad tipo A, C, D, personalidad depresiva, angustia generalizada (abusos sexuales, desarraigo, maltrato, etc.), agorafobia, fobia social, adicciones, etc.
Autovaloración grandiosa
Es ejemplo prototípico el narcisismo: "Era como un gallo que creía que el sol había salido para oírle cantar". (George Eliot, 1819-1880, escritora británica). Son características del trastorno narcisista de la personalidad: un sentimiento grandioso de la propia importancia, fantasías de superioridad, creencia de ser "especial", tener expectativas irrazonables de privilegio, y la soberbia.
La empatía es la capacidad de comprender al otro (cognitiva y/o emocionalmente), poniéndonos en su lugar, opuesto a egocentrismo. En el caso de los sentimientos, éstos "resuenan" en nosotros debido a las propias vivencias, y se perciben desde una comunión afectiva con el prójimo (no confundir con "simpatía", que es un proceso puramente emocional que hace que uno sienta igual estado emocional que el otro; derivado del griego, literalmente "sufrir juntos"). Una persona empática sabe escuchar, es capaz de olvidarse de sí mismo para comprender al otro y sintonizar emocionalmente con él, percibiéndolo como un igual (compartiendo con él la misma dignidad humana). La Empatía profunda se relaciona con la Aceptación: desde la aceptación se puede ser empático con el “amigo”, igual que con el “enemigo”.
El egocentrismo es la incapacidad para reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás. Es rasgo característico del trastorno narcisista, disocial y antisocial, la psicopatía, y la personalidad tipo A. Expresiones extremas son la explotación interpersonal (aprovecharse de los demás para conseguir sus propios fines), la criminalidad o el terrorismo. Hay muchos niveles, pero en la vida ordinaria nos podemos encontrar con actitudes y conductas verdaderamente increíbles, que generalmente provocan conflicto y sufrimiento.
- Un chico acude de forma regular a una piscina para nadar. Un día, una amiga, enamorada de él, le dice que lo quiere acompañar. Pagan los dos su entrada. A los 5 minutos ella comete un doloroso error: se tira de cabeza en la zona donde menos profundidad hay, chocándose la frente contra el suelo. Sale sangrando y le dice que tiene que ir al ambulatorio. Él está haciendo largos y duda si ir con ella... A los pocos minutos se decide a acompañarla. A la salida de la piscina, él le dice que ella habría de darle el dinero que costó su entrada, puesto que no había podido hacer su sesión habitual de natación... ¿Qué piensan que fue más duro para chica?, ¿el chocazo o la actitud del muchacho?
- Un inquilino moroso, que está un año sin pagar el alquiler, la electricidad, y el gas de la vivienda, arruinando a una familia de modesta economía, en el día del desahucio empieza a sacar los últimos enseres. Llegada la comisión judicial, sale de la vivienda con una lavadora..., y el dueño le dice que le alquiló la vivienda con una lavadora... (funcionando, como es natural). La respuesta del inquilino saliente, muy vehemente, es que la había comprado él...
- Una chica con dependencia emocional se enfada con su novio porque no va a ir a verla, debido a que tiene un decisivo examen de oposición al día siguiente (según ella, él ya tuvo muchísimo tiempo para estudiar antes).
Creencia firme en ciertos principios y valores, que defenderá ante los demás, aun con oposición. Su seguridad interior le permite también modificarlos, aprendiendo de la experiencia.
Compasión
Es un sentimiento de solidaridad ("piedad cuidadosa" en su sentido budista) que, basándose en la percepción y comprensión empática del sufrimiento de otras personas o seres vivos, y desde una sensibilidad trascendente (ser sensible a los sentimientos y necesidades de otras personas o seres vivos), impulsa el deseo de ayudarles, en la forma en que lo necesiten (a una persona que se muere de hambre hay que darle alimento, no dinero). Una mente compasiva se basa en la percepción de igualdad (dignidad) e interconexión, no tiene fronteras, se expande en la interacción vital, y hace posible la felicidad propia a través de la felicidad de las demás personas o seres vivos.
Según un cautivador estudio realizado por los psicólogos Felix Warneken y Michael Tomasello, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania (Revista Science, 3 de marzo del 2006), la compasión humana aparece a los 18 meses de edad, lo que sugiere que los seres humanos tienen una tendencia natural a ayudar a los demás.
Realizando tareas cotidianas (por ejemplo, tender ropa) frente a un grupo de bebés, en un momento dado el psicólogo dejaba caer un objeto de sus manos (una pinza), mostrándose incapaz de recogerlo (primero miraba durante 10 segundos la pinza, luego al niño, y luego decía ¡mi pinza!), a lo que uno de los niños reaccionaba gateando hasta el objeto, tomándolo en sus manos y dándoselo al psicólogo. Éste ni se lo pidió ni se lo agradeció, con el fin de no alterar la investigación. Esta situación se sucedió durante el estudio una y otra vez, y los niños respondían de igual manera en pocos segundos (casi todos los 24 bebés de 18 meses que estudiaron ayudaron a recoger los objetos caidos, y la mayoría lo hizo en los 10 primeros segundos del experimento). Pero lo más interesante fue que los niños sólo ayudaban cuando tenían la sensación de que el adulto los necesitaba para completar su tarea, acudiendo entonces a acercarle el objeto que se le había “caído”. Pero si el doctor tiraba deliberadamente el objeto, los niños no ofrecían su ayuda... Este comportamiento sorprende porque hasta ahora se creía que los niños no desarrollan la capacidad de conocer lo que piensa un adulto hasta los tres años de edad.
La experiencia realizada con chimpancés, por los mismos investigadores, demostró que también ayudaban a alcanzar objetos a un adulto con problemas, aunque sólo en las tareas más fáciles.
“Tanto los niños como los chimpancés están dispuestos a ayudar, pero parecen diferenciarse en su habilidad para interpretar las necesidades de ayuda de los demás en situaciones distintas", concluyeron los científicos. “Se ha dicho que los chimpancés actúan principalmente para su propio beneficio, pero en nuestro experimento no hubo recompensas y aún así ayudaron”. Según Warneken, el experimento con los chimpancés supone la primera demostración empírica de un comportamiento compasivo en un primate no humano. Estos animales no actuaron movidos por el deseo de conseguir un premio, sino por el mero impulso de ayudar.
Altruismo
Tendencia desinteresada a procurar el bien ajeno, satisfaciendo las necesidades de otros, aun a costa del propio bien y de satisfacer las propias necesidades, al contrario del egoísmo y la envidia. Se trataría de una compasión abnegada, en la que el individuo recibe satisfacción a través del bienestar y/o agradecimiento del otro. No está condicionado por una falta de asertividad, como en la complacencia compulsiva, y no se trata de la bondad aparente del autosacrificio, a veces característico de la formación reactiva. Ver Altruismo como Mecanismo de defensa.
La diferencia entre Compasión y Altruismo estaría en el grado en que queda mermado el propio beneficio (interés), o la satisfacción de las propias necesidades:
- Un pudiente empresario dona el 5% de sus beneficios mensuales a una ONG de ayuda humanitaria. Ciertamente queda mermado el propio beneficio (aunque en un grado escaso), y no supone una menor satisfacción de las propias necesidades (no hay sacrificio personal), con lo cual se podría considerar un acto compasivo.
- Una mujer que desea darle a su hijo recién nacido el pecho, porque sabe que es lo mejor para él, supera noches sin dormir, y afecciones de mastitis, hasta adaptarse poco a poco a su nueva condición de madre. Sería una actitud claramente altruista, por el esfuerzo y sacrificio personal necesarios.
Cuanto más gira la vida de una persona entorno a sí misma, a su egoísmo, menos relevancia tienen los principios éticos para ella, y no dudará en transgredirlos: la falsedad, manipulación, explotación de los demás, corrupción, perversión o criminalidad, se expresarán habitualmente en sus acciones cotidianas.
"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mateo 7:13-14). Ciertamente los políticos y gobernantes no son más que representantes de la sociedad, en todos los sentidos, pero en ellos se magnifica la inmoralidad común debido a que sus puertas y caminos con sumamente espaciosos... "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos" (Mateo 7:15-17).
La sensibilidad egocéntrica está centrada en uno mismo; a veces, cuando se dice de alguien que es muy sensible, con más propiedad se podría decir que es susceptible, pusilánime o irascible.
Hay personas muy sensibles para consigo mismas y muy poco sensibles con los demás, o con otros seres vivos. Seguro que el primer individuo que ingresa en prisión en España (condenado a 8 meses) por maltrato animal se sintió muy conmovido emocionalmente después de un mal resultado en una competición de trote (el caballo no tuvo un "buen comportamiento", según manifestó el imputado: perdió el paso, dejó de trotar y se puso a galopar, con lo que fue distanciado y descalificado), y ésta conmoción de su "sensibilidad" le llevó a apalear a su caballo hasta la muerte (30-12-2012, Manacor, isla de Mallorca). Sorky das Pont era un caballo menorquín de 6 años de edad que había participado en 112 carreras, ganando en 24 ocasiones, lo cual generó unas ganancias a sus propietarios cercanas a los 6000 €... Dos años antes se condena en España a un cazador de Fuensalida (Toledo) por ahorcar a dos de sus galgos (de 22 meses y 5 años de edad), y que manifestó al juez: "Desconocía que ahorcar animales fuese un delito; mi abuelo lo ha hecho toda la vida. Yo los he sacrificado porque tenían defectos y no me valían para la caza".
La personalidad tipo B representa con exactitud este factor: se trata de una persona tranquila, satisfecha consigo misma, con una calidez que proyecta su calma interior, y que posee una notable integración psicosomática (fluidez psicosomática, ausencia de somatizaciones).
Conflictividad emocional (inquietud, tensión interior)
Vive con conflictos internos, sufriendo, nunca se siente en paz consigo mismo. El sufrimiento puede deberse a cualquiera de las emociones básicas negativas. Pueden darse sentimientos insanos de culpa (sufrimiento interior de arrepentimiento autoagresivo, que no debe confundirse con responsabilidad, que no conlleva dolor emocional) o de victimismo (tendencia a considerarse víctima o hacerse pasar por tal, que es una de las formas de generar culpa en los demás).
La tensión interior condiciona una baja integración psicosomática. Hay una falta de conciencia y vivencia de la conexión Mente/cuerpo, que predispone al círculo vicioso del "Circuito médico".
Personalidad trastornada
Personalidad dependiente (Dependencia emocional, Trastorno de la personalidad por dependencia), evitadora (fóbica), obsesivo-compulsiva, histriónica, narcisista, límite (borderline), bipolar (maníaco depresiva), psicótica, antisocial, psicopática.
En algunas sesiones con clientes ha surgido ésta cuestión: ¿Puede un psicópata tener buena autoestima y ser feliz? La psicopatía es un trastorno emparentado con el narcisismo, y éste se confunde con frecuencia con la autoestima. El psicópata, igual que el narcisista, tiene una deficiente autoestima y, en consecuencia, no podrá alcanzar una sensación estable de plenitud interior. Podrá estar alegre (o aparentarlo), podrá estar satisfecho de sí mismo (o fingirlo), podrá vivir momentos de placer (algo muy personal, y que en su caso podría deberse a algo muy anormal, falto de empatía o inhumano), podrá no sufrir con el mal ajeno (aunque sufre con todo aquello que se opone a su interés), pero no conocerá el "cielo de la felicidad", puesto que nuestra felicidad no depende sólo de nuestras realizaciones, sino del bienestar de los demás.
Vivir existencial (apertura a la experiencia)
Vive centrado en el presente, como si el pasado y el futuro no existieran (excepto para aprender de la experiencia y proyectar cambios). Muestra interés, y siente placer, realizando actividades muy diversas (capacidad de disfrute). Es positivo respecto a todo (centra su atención en el lado positivo de sus vivencias). Esta mentalidad positiva impregna la letra de una canción que no pasará a la historia:
“Más dicha que dolor hay en el mundo, más flores en la tierra que rocas en el mar, hay mucho más azul que nubes negras, y es mucha más la luz que la oscuridad. [Digan lo que digan, digan lo que digan, digan lo que digan los demás.]*. Son muchos, muchos más, los que perdonan, que aquellos que pretenden a todo condenar. La gente quiere paz y se enamora, y adora lo que es bello nada más. *. Hay mucho, mucho más, amor que odio. Más besos y caricias que mala voluntad. Los hombres tienen fe en la otra vida y luchan por el bien, no por el mal. * * ("Digan lo que digan", Raphael).
Una profundización de esta actitud mental son los estados de Concentración, Meditación (que es un estado mental que no implica, necesariamente, de tiempo, lugar o postura concretos, por lo que se puede hablar de "estados meditativos") y Absorción (ver Ashtanga Yoga). Un cliente describía así una experiencia personal que interpreto como una experiencia cumbre (Abraham Maslow), con un estado mental de Absorción:
"Esta tarde he ido al polideportivo y, como siempre después del deporte, he nadado media hora para relajarme y disfrutar. Suele haber mucha gente a esas horas, pero hoy tenía una calle solo para mí. Era óptimo para nadar de forma consciente, sintiendo el agua, la respiración, la luz, y concentrándome en la natación, aceptando que mi mente se desviara, pero poniendo esos pensamientos en los reflejos de la luz en el agua y dejándolos atrás, igual que habían venido, tipo meditación. Y no sé qué y cómo pasó, pero de repente era como si me despertara. Había pasado no tengo claro cuánto tiempo, algo entre 5 y 10 minutos, de los que no puedo contar nada más que estaba nadando, sin desviarse mi mente, o al menos no recuerdo nada de eso, con la mente como en blanco, ni siquiera dándome realmente cuenta de que estaba nadando. No sé como describirlo. No me había pasado nunca. Incluso cuando medito, siempre se desvía mi mente, tarde o temprano fijo. Y eso suele ser lo normal, mi mente está muy activa, en muchas ocasiones en varios asuntos a la vez. Así que lo de esta tarde ha sido algo nuevo para mí, desconcertante" (Andrew).
La desorientación espacio temporal es característica en una experiencia cumbre. Igual que el Samadhi, es una vivencia que consiste en un "perderse en la experiencia", dejar de ser consciente de uno mismo. Se pierde la consciencia de donde se está, de la ubicación espacial respecto al entorno, a la vez que el tiempo "desaparece", en el sentido de que transcurre típicamente "rápido" (uno no se da cuenta del paso del tiempo), o también "lento" (la intensidad de la vivencia pudiera concentrarse en un exíguo lapso de tiempo, en comparación con la vivencia de haber transcurrido mucho tiempo). Una persona que acaba de vivir una experiencia cumbre, sin ningua referencia temporal, no podría decir el tiempo que pasó. Si supo la hora que era antes de la vivencia, y ve la hora que es en el después, lo vivirá con asombro (sobre todo si no está habituada a experiencias de este tipo).
Curiosamente, la sesión donde comentamos la experiencia de la piscina transcurrió con una especial fluidez y, cuando nos dimos cuenta, habían pasado 20 min de la hora normal para finalizarla...
Tendencia constante a experimentar emociones negativas (en especial angustia, ansiedad, miedo o tristeza - depresión -), a preocuparse, al pesimismo (propensión a ver y juzgar por el lado más desfavorable), y a estados de infelicidad. Es negativo respecto a todo (se fija siempre en el aspecto negativo de las cosas), en especial respecto a sí mismo, todo lo ve negro y presta una atención especial a estímulos negativos. Ver personalidad tipo D
Seguridad interior (confianza interior)
Actúa según su propio criterio, confiando en su capacidad mental para evaluar y decidir, sin sentir conflictos emocionales cuando encuentra oposición externa. Se siente seguro de su capacidad para solucionar los problemas, y tiene entereza (firmeza) para superar la adversidad (frustración). Reconoce que en él reside la facultad de elegir, y lo relevante para él es si le satisface su forma de vivir, expresando su individualidad (cuestión clave para una persona creativa). Generalmente no necesita acudir a los demás en busca de orientación para decidir, o ayuda para actuar, pero, si las circunstancias lo requieren, tendrá la humildad necesaria para buscar ese apoyo. Aunque esté dispuesto a colaborar con los demás, si le parece adecuado, es difícilmente influenciable (manipulable). En los experimentos de Conformidad u Obediencia, sería de los sujetos "rebeldes".
La falta de seguridad interior (falta de aplomo) se encuentra en diversos problemas emocionales: angustia, ansiedad, miedo, timidez, indecisión (problemas para tomar decisiones por miedo excesivo a equivocarse), inseguridad afectiva (por ejemplo, respecto a la pareja, dudando de los propios sentimientos o sintiendo una ambivalencia constante), etc.
Su inseguridad le hace propenso a vivir sensaciones de indefensión, al no sentirse capaz de afrontar acontecimientos inesperados, y para él estresantes, lo cual predispone a la depresión. Es de esas personas que siempre se queja de algo, respecto a sí mismo, o sus circunstancias, pero que nunca cambia, ni se alteran lo más mínimo sus condiciones de vida; es conformista y pasivo.
Desconfianza (recelo, suspicacia)
Se siente vulnerable, lo que condiciona una atitud defensiva de protección frente a los demás, y una excesiva necesidad de controlar todo en su vida. Es propenso a dudar, sospechar y pensar mal de las intenciones ajenas, y tiende a ser celoso en sus vínculos afectivos. Sin darse cuenta, su suspicaz actitud induce actitudes negativas en los demás, que a su vez refuerzan la propia personalidad, en un cículo vicioso sin salida. El extremo patológico de esta actitud es el Trastorno paranoide de la personalidad.
Susceptibilidad
Se siente fácilmente ofendido y tiene tendencia a interpretar lo que se dice, o hace, como un ataque contra él. Le afectan en exceso las valoraciones o críticas de los demás, sintiendo ante ellas ira (y persistente resentimiento) o vergüenza, con sensaciones de humillación, aunque no lo exprese y manifieste un talante impasible (o incluso simule sentimientos para causar impresión). Debido a esta hipersensibilidad a las reacciones ajenas, su comportamiento no es natural, ya que la opinión de los otros le importa mucho.
Vanidad
La necesidad constante de atención, de mostrar las propias cualidades y logros, buscando el reconocimiento y la admiración, sería una variante "activa" de la inseguridad, muy característica del narcisismo.
Autoestima primaria (pasiva, receptiva, externa)
Es aquella que "se nos dio" desde la concepción, condicionada por las circunstancias externas que influencian la vida del ser humano, y se desarrolla durante la infancia por efecto de la interacción social: principalmente del amor o desamor, de la cercanía o ausencia, y de la inteligencia emocional, de nuestros padres o cuidadores. Si pensamos en la autoestima de una forma unitaria (total), se trataría del lado "pasivo" de la misma.
Una autoestima primaria alta tiene mucho que ver con cercanía, contacto, afecto, aceptación y contención emocional en el vínculo afectivo. Un cliente lo expresaba de ésta forma: "Qué importante es que los padres hagamos bien nuestra tarea. Siendo abiertos, cariñosos. dialogantes, expresivos, sinceros, accesibles, empáticos, asertivos, inspirando confianza" (Andrew). Ver Condiciones favorables
Numerosas son las circunstancias que se relacionan con una autoestima primaria baja: orfandad, abandono, separaciones, maltrato, abuso sexual, etc. Ver Condiciones adversas
Fuentes de autoestima primaria
Estados emocionales de la madre durante el embarazo
La autoestima es un profundo factor de la personalidad, que va echando raices desde el momento mismo de la concepción, durante la vida intrauterina. En este sentido, cabe pensar, por ejemplo, en el efecto somático de las emociones de la madre, que, a través de su sangre, se transmitirán al feto a través del cordón umbilical (por ejemplo, el efecto hormonal). Una mujer ilusionada, feliz, que desea a su bebé, influirá en el feto de forma muy diferente a una mujer atemorizada o que no desea ser madre.
Asimismo, formando la madre y el feto una unidad inseparable antes del nacimiento, éste captaría los sentimientos del padre y demás personas, así como las circunstancias de vida, a través de ella.
Respecto al deseo de tener un hijo, si es que no hay un rechazo a la paternidad (de la madre o del padre), éste puede corresponder a un deseo desapegado (equilibrado, maduro), o un deseo ansioso (carencial, obsesivo), que suponen diferentes estados emocionales, y un destino emocional diferente para el niño en formación.
- Una cliente se expresaba así: "Por mi padre si (fui deseada), de una forma obsesiva al parecer; por mi madre no fui deseada, ella hubiera preferido en ese momento no tener que afrontar tener hijos, por miedo a no estar a la altura de la responsabilidad , por el miedo al parto, tal vez porque veía que la relación de convivencia con mi padre era dura...".
- En otros casos, para algunos padres, es (demasiado) importante el sexo del bebé: "Mi padre deseaba un niño, y no cogió a mi hermana hasta varios días después de nacer, por la frustración que supuso que fuese niña". Hay parejas que llegan a formar familias numerosas buscando, en principio, "la parejita", y luego buscando "el niño o la niña que no llega". Esta actitud mental, que ignora las necesidades emocionales de los niños, puede ser caldo de cultivo de personalidades conflictivas y trastornadas.
Benignidad del parto (fluidez o complicaciones, sufrimiento del feto)
El nacimiento es el siguiente punto nodal en el desarrollo de la autoestima y en general de la personalidad. Piense, por ejemplo, en la diferencia entre un parto vaginal natural (sin anestesia epidural y sin oxitocina) sin miedo, y que se desarrolle de forma fluida (en condiciones favorables, es ideal el parto en casa), y un parto complicado, largo y doloroso, con miedo intenso, intromisión médica y alteración farmacológica.
Así como el cordón umbilical era el canal de expresión física de la unidad madre feto, el pecho lactante es la forma en que se prolonga este fundamental vínculo tras el nacimiento. Podríamos decir que una madre que amamanta a su bebé, es una madre que lo quiere (a su forma, todo hay que decirlo), y ese afecto lo transmite a través de la calidez de la leche y el íntimo contacto físico.
Forma ya parte de la historia oscura de la pediatría, y de actitudes de madres de generaciones pasadas, la idea de no "malcriar" a los bebés cogiéndolos en brazos en exceso, respondiendo sistemáticamente a sus llantos o dándoles de comer fuera de horarios fijos. Ahora sabemos que la norma acertada para no "maltratar" a los pequeños es precisamente cogerlos en brazos cuando lo necesitan, y la lactancia a demanda. Ver Apego seguro
Es oportuno señalar una posible incompatibilidad entre la vida laboral de la mujer y las necesidades emocionales del bebé, tanto en lo que se refiere a la lactancia (ver Condiciones favorables) como a la crianza en general (ver Separaciones y guarderías)
Un problema común en mujeres lactantes (en España algo como el 10%), es la mastitis (inflamación de la mama por obstrucción de los conductos de la leche, acompañada o no de infección; en el 85% de los casos en los primeros 3 meses de lactancia), que, a consecuencia del dolor que produce, junto a la carencia de información, es la principal causa de suspensión (innecesaria) de la lactancia materna.
En general, las ideas asociadas a la mastitis son un sentimiento de inseguridad respecto a nutrir (proteger) bien al bebé, y el forzarse a mantener una imagen maternal cuando se vive un resentimiento por tener que desatender las propias necesidades. El abandono de la lactancia supone entonces un enorme alivio (beneficio secundario), justificado por el severo dolor, que a la vez elude o mitiga la culpa (expiación).
Actitudes parentales durante la infancia
La infancia es un largo y fundamental período de la vida; podríamos decir que largo en la percepción del bebé y del niño, por su aún corta vida (la percepción del tiempo depende del tiempo ya vivido), y en la de los padres por motivo de su implicación y responsabilidad (si afortunadamente es el caso). En los 7 primeros años de la vida se asentarán los cimientos de la personalidad y de la autoestima, siendo especialmente importantes los 3 primeros años, al configurarse en ellos el apego hacia las figuras afectivas de referencia. Ver El Apego, Fases del apego
Los padres traen al hijo al mundo, lo acogen, lo alimentan, hacen lo posible porque crezca sano, pero, a la vez, sin querer (en pocos casos queriendo) le pueden crear problemas de todo tipo: son las raices de la falta de autoestima. Ellos nos dan y nos quitan, a la vez. Proporcionan todo el afecto de que son capaces, permiten al niño crecer físicamente con alimentos, formarse académicamente con dinero, o adquirir valores morales positivos como el no matar, o el no mentir. A la vez, condicionan en muchos casos, expresando su personalidad, diversos poblemas en la personalidad del niño; por ejemplo, unos padres intolerantes rechazando a un niño con enuresis, o hiperactivo (trastornos estos que generalmente no hacen más que reflejar problemas emocionales condicionados por los padres mismos).
Debido al "amor condicionado" de los padres, la incongruencia entre lo que se piensa, lo que se siente y lo que se hace, se va desarrollando, en menor o mayor medida, en personas que van a tener problemas psicológicos. Prueba de que esta incoherencia, no por ser frecuente, es innata, es la tendencia espontánea de los niños a expresar todas sus emociones, al ser intrínsecas a la naturaleza humana.
Emociones básicas (en mi opinión hay 15)
Alegría, entusiasmo (excitación), sorpresa, angustia, ansiedad, miedo, tristeza, culpa (remordimiento), vergüenza, soberbia (orgullo, vanidad), envidia, celos, odio (aversión, repugnancia, asco), desprecio e ira.
Hablar de emociones positivas (las 3 primeras nombradas) o emociones negativas (las 12 últimas) estaría justificado sólo a un nivel subjetivo, implicando las primeras una vivencia agradable (placer) y las segundas una vivencia desagradable (sufrimiento). Sin embargo, la asociación positivas/buenas y negativas/malas, no tiene más sentido que expresar un prejuicio moral, que niega la naturalidad de las emociones básicas (propias de todo ser humano desde la concepción) y carece de justificación ética. Referencia prototípica serían la ira, la envidia y la soberbia, que forman parte de los 7 pecados capitales del cristianismo.
Yo les pregunto: si son algo natural, ¿cómo es posible que sean "malas" algunas de ellas? Si existen ejemplos de maldad en vivencias de alegría, y de bondad en vivencias de ira, por ejemplo, podríamos rechazar de una forma lógica esta dañina etiqueta moral. Les propongo dos escenas: Amon Göth (comandante del campo de concentración de Plaszów, representado por Ralph Fiennes en "La lista de Schindler") se levanta con alegría de su asiento, tras apuntar, desde su balcón, a un lugar muy lejano y matar de un solo disparo a un famélico judío que se había sentado en el suelo sin fuerzas (¿La alegría es "buena"?). Una madre corre llena de ira tras un criminal que le acaba de robar a su bebé del carro (¿La ira es "mala"?).
Funciones psíquicas narcisistas
Para que la autoestima se desarrolle de una forma sana, los niños necesitan que sus figuras de apego (figuras paternas, objetos del self) cumplan 2 funciones psíquicas narcisistas, íntimamente ligadas al afecto (Heinz Kohut (1913-1981, psicoanalista austríaco):
Función especular
Satisfacer las necesidades de omnipotencia narcisista del niño, sus deseos de grandiosidad (Yo ideal: narcisismo primario o infantil): aprobación, admiración, elogios, petición de perdón (de los padres al niño) y reconocimiento (gratitud); a la vez, para favorecer un desarrollo psíquico sano en el niño, los padres habrán de frustrar, de una forma paulatina, empática y sensible, su natural omnipotencia. Una carencia en esta función conduce a personalidades "hambrientas de espejo", a una perturbación narcisista por falta de espejo (por ejemplo, el trastorno narcisista de la personalidad), buscando continuamente la admiración que no recibieron de sus figuras de apego.
Función idealizadora
Servir de modelos a seguir para que el niño les admire e idealice (Ideal del yo). Una carencia en esta función conduce a personalidades "hambrientas de ideal", a una perturbación narcisista por falta de idealización (por ejemplo, la Dependencia emocional), que se refleja en su tendencia a ensalzar a otras personas (propio del narcisista complementario), y que en una psicoterapia profunda se reflejará en una transferencia idealizadora.
Ver Carencia en funciones psíquicas narcisistas
Ética primaria
La ética (que no una moralidad antinatural) es un componente importante de la crianza y educación de los hijos. Si los padres son ladrones y le enseñan al niño a robar, él se valorará más (en su infancia) si aprende a hacerlo bien y rápido, y sus padres lo alaban cuando lo hace. En este caso, yo hablaría de una autoestima primaria vulnerable, porque está viciada por la falta de ética (principios éticos) de los padres (en el mejor de los casos podría ser un tipo de moral delictiva, como la de las mafias), y que va a chocar, más tarde o temprano con las necesidades, derechos y libertad de las demás personas. En unos padres normales, con una actitud sana, la ética sería fuente de autoestima primaria; o sea, formaría parte de aquellos aspectos vivenciales relacionados con el quererse uno mismo.
Influencia de hermanos, familiares y otras personas
Se trata de relaciones de parentesco por consanguinidad o afinidad (familia política), vínculos de amistad o compañerismo (por ejemplo, compañeros de colegio), relaciones con figuras educativas (por ejemplo, profesores del colegio) o doctrinales (por ejemplo, un sacerdote), relaciones de vecindad o interacciones con extraños.
Ejemplos de este tipo de influencias son el acoso escolar (en inglés bullying; maltrato psicológico, verbal o físico de uno o varios escolares hacia otro, de forma reiterada y contínua, en el aula, o a través de redes sociales - ciberacoso -), el maltrato por profesores (por ejemplo, la segregación escolar), o la influencia de las instituciones religiosas (por ejemplo, el de la Iglesia Católica o el Opus Dei; ver Ètica secundaria)
Autoestima secundaria (activa, reactiva, interna)
Es aquella que desarrollamos a lo largo de nuestra vida (incluida la infancia), adoptando actitudes mentales conscientes, reaccionando ante las circunstancias que vivimos, y expresando nuestra idiosincrasia personal en cualquier tipo de realización individual. Se trata del aspecto "activo" de la autoestima.
La autoestima no se "trabaja" en sí misma, porque no se puede manipular un factor profundo de la personalidad, que es consecuencia de todas las vivencias de nuestro pasado. En evaluaciones posteriores a la Terapia Online que realizo, la percepción subjetiva de la autoestima aumenta de forma muy notoria (igual que el de otros importantes factores de la personalidad) y, sin embargo, no le prestamos una atención directa. Es, por tanto, un efecto natural, y estable, del trabajo psíquico, realizado en un proceso psicoterapeútico profundo. Avanzar en las fuentes de autoestima secundaria, a consecuencia del cambio mental, supone aumentar la autoestima total.
Ver Inicio/Qué conseguimos y Testimonios
Fuentes de autoestima secundaria
El afecto sincero es un afecto espontáneo, no condicionado, no interesado. No tiene sentido "exigir" amor a los demás. El afecto recibido se puede expresar de muchas formas, entre ellas la aprobación, el elogio y el reconocimiento sinceros, que tan importantes son en la infancia. La autoestima baja condiciona el "círculo vicioso del desamor" (no se recibe lo que no se da), del que solo es posible salir de adentro hacia afuera, a través de un trabajo psíquico.
Una de las fuentes de afecto son los hijos: "Aún estando igual con las demás personas, debería agradecerles a mis hijas que están aquí. Porque han incrementado la suma de afecto que recibo. La mayor es más reservada, pero aún así, y la pequeña es una caña en este sentido, regala abrazos a mi mujer y a mí con frecuencia y expresa su cariño de muchas formas" (Andrew).
Siendo el amor un sentimiento interior que produce armonía a nuestro alrededor, es una percepción de corto alcance "objetivizarlo" en una pareja, cuando las posibilidades de lograr plenitud en nuestra vida son tan amplias como nuestra mente. ¿Realmente nuestra autoestima y bienestar interior dependen tanto de otra persona que, circunstancialmente, comparte la vida con nosotros? Muchas veces, albergar el pensamiento de que el otro tenga la culpa de nuestra insatisfacción y malestar internos. supone una Racionalización que oculta las propias carencias y la incapacidad para encaminarse hacia la autorrealización.
En los vínculos amorosos, uno recibe afecto, y aquí la pregunta sería: ¿Qué tipo de afecto sincero es el necesario para servir de "alimento" a nuestra autoestima? Si leen en qué consisten conceptos como Enamoramiento (amor pasión), Colusión o Dependencia emocional, verán que distan mucho de lo que podríamos llamar Amor ideal (ver Sobre el Amor), aunque no tanto de un sentimiento de amor menos puro, habiendo entre ellos dos toda una gradación positiva que favorecería la autoestima.
"El que conoce lo externo es un erudito. El que se conoce a sí mismo es un Sabio. El que conquista a los demás es poderoso. El que se conquista a sí mismo, es invencible." (Tao Te King, Lao-tsé).
"Te advierto, quien quiera que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera! Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. ¡Oh, Hombre!, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses." (Inscripción en el frontón del antiguo Templo de Apolo en Delfos).
Quizás la virtud más implicada en la posibilidad de conocernos sea la humildad, que es la madre de la sabiduría. Se relaciona con Sócrates la reflexión "Sólo sé que no sé nada", cuyo significado más preciso sería el no poder saber nada con total certeza, independientemente de la seguridad que uno tenga (su nivel de certeza subjetivo), aunque también evoca esta idea la realidad de la finitud (pequeñez) del conocimiento de cada persona, en comparación con el "infinito conocimiento existencial posible". Sócrates, que acostumbraba en sus diálogos a poner en evidencia a los interlocutores, que pretendían saber sobre alguna materia, ciertamente se erigía, desde un punto de vista lógico, en más sabio que ellos en algún tema, puesto que sabía que no sabía, reconociendo sus limitaciones. En cierta ocasión, a la pitonisa del Oráculo de Delfos se le preguntó: "¿Quien es el hombre más sabio de Grecia?"; y respondió "Sócrates".
La vida cotidiana nos proporciona una infinita colección de ejemplos, más o menos evidentes o sutiles, respecto a que el conocimiento acerca de cualquier objeto "externo" condiciona una cierta disposición afectiva hacia el mismo. Cuando alguien no sabe ni mover las fichas de ajedrez, es fácil que lo tenga como un juego "aburrido", sin sospechar los tormentosos estados emocionales que puede vivir un jugador de ajedrez durante una partida (y después), o la extraordinaria profundidad y perfección estética de una composición artística. En mi caso, respecto a los idiomas, aprendí alemán de una forma natural, porque emigramos (teniendo yo 1 año), y Alemania fue mi pais de referencia (hasta los 10 años, cuando regresamos). Sin embargo, el inglés siempre me resultó una molesta asignatura, a la que le tuve poca estima: justo en la misma medida que conocimiento alcancé de ella. A duras penas alcancé el aprobado en el curso de orientación universitaria, que permitía acceder a la selectividad, y posteriormente a la carrera (me causó una sensación semejante a hacer cima en alguna difícil y elevada montaña). En el 2º año de instituto, y respecto al latín, lo único que me quedó es una sensación de agradecimiento a mi amiga y compañera de pupitre, sin la cual una asignatura "maría" se hubiera convertido en una asignatura "coco". En cambio, me encantaban las asignaturas de Filosofía e Historia (así como la forma de ser, y de explicar, de los profesores) y regularmente mi nota fue el Sobresaliente.
Una idea que siempre hemos de tener en cuenta, para evitar en lo posible el prejuicio, y cultivar nuestra tolerancia, es que comprender a una persona en su contexto vital, puede evitar emociones negativas respecto a ella, y disuadirnos de criticarla y rechazarla. Y bueno, si no conocemos nada de ella, con más razón para permanecer templados emocionalmente...
"Sólo se quiere lo que se conoce", decía un severo teniente que tuve durante el servicio militar (obligatorio en aquel entonces). Lo refería él respecto a conocer el pasado de una chica que nos gustara como novia; lo que no me quedó claro en ese momento era si debía ser un criterio para aceptarla o rechazarla como tal, o lo decía en un sentido más profundo, de ayudarnos a aceptarla tal como era. Lo cierto es que la idea me gustó, y la he tenido muy presente desde entonces.
La misma reflexión podemos hacer respecto al conocimiento de uno mismo. Una persona con problemas emocionales (condicionados por carencias afectivas), tendrá una débil autoestima. Conocer vivencialmente el origen de los trastornos (no es suficiente la información racional) es un gran paso adelante para mejorar la autoestima, y estimular el cambio. Pero una persona es mucho más que sus trastornos, y en realidad el conocimiento de uno mismo es tan profundo como la personalidad y aquello que la trasciende. Trabajo interior para el cual una orientación cognitivo conductual resulta insuficiente. ¿Cómo es posible vivir un estado emocional (por más extremo que éste sea) y, por momentos, observarnos, darnos cuenta de lo que sentimos, de lo que decimos, de lo que hacemos? ¿Quien es el observador? Somos más que una personalidad... Quizás les interese leer los apartados Energía Ψ y Experiencia extracorporal
La ética sería una fuente de autoestima sólida (profunda), y no la moral, porque es adoptada por una persona de forma consciente y reflexionada, cuestionando y trascendiendo sus referentes morales. Se basa en el respeto a la naturaleza humana, los demás seres vivos y la naturaleza. "Advierte que vale más morir de hambre y conservar la grandeza del ánimo y la tranquilidad del espíritu hasta los postreros suspiros, que vivir en la abundancia con un alma llena de inquietud y de tormento." (Epicteto).
Las religiones en general son fuente potencial de problemas psicológicos para sus integrantes, cuando las normas morales entran en contradicción con sus tendencias naturales y su experiencia organísmica (visceral, la que refiere a las sensaciones corporales), produciendo incoherencia (incongruencia) interna y externa.
Etimológicamente, la palabra Religión significa "Unión con lo divino" (Dios o Dioses), lo cual queda muy alejado de religiones concretas. Me encanta el significado de Religión como "Unión con El Todo". Ver El Todo
Coherencia (congruencia)
Coherencia interna
Congruencia pensamientos/emociones/cuerpo: pensamientos, emociones, o estados corporales en acuerdo armónico, así como pensamientos/emociones, pensamientos/estados corporales, y emociones/estados corporales en relación congruente. Ejemplos de incoherencia interna:
- Una persona piensa de sí misma que está por encima de cualquier emoción negativa, que las ha superado por crecimiento espiritual; sin embargo, padece contínuas somatizaciones o enfermedades declaradas que indican lo contrario (por ejemplos, estreñimiento o artrosis).
- Una persona piensa (conscientemente) que tiene una vida feliz, que no le falta nada, sin embargo se siente establemente triste, y no comprende por qué (tomar fármacos será la consecuencia).
Coherencia externa
Congruencia mente/cuerpo//conductas: las conductas expresan nuestros pensamientos, emociones y estados corporales. La asertividad, espontaneidad(naturalidad, sencillez; en oposición a "afectación, artificiosidad, fingimiento"), expresividad (exteriorización elocuente - vivaz, vigorosa, eficaz - de actitudes, pensamientos, deseos o sentimientos), o la extroversión (opuesto a ser "introvertido, reservado, cerrado", en especial respecto a la vida privada y los sentimientos - téngase en cuenta que se puede hablar mucho y no por eso ser extrovertido -) son rasgos que expresan la coherencia externa. Ejemplos de incoherencia externa:
- Un chico está locamente enamorado de una compañera de clase, y pasa todo el curso sin atreverse a intimar con ella.
- Un hombre homosexual se casa con una mujer para ocultar su tendencia natural y mantener la apariencia ante los demás.
- Una persona accede a someterse al polígrafo (detector de mentiras), convencida de que podrá soslayar su precisión diagnóstica (en base a que la mentira es algo muy habitual en ella). Ante una pregunta clave, miente, negando lo que es cierto, y el polígrafo emite un patrón de respuesta inequívoco de alteraciones fisiológicas asociadas a la mentira. Mentira y tensión corporal están íntimamente asociados, de ahí que mentir sea dañino para la salud.
- Yo, que soy vegetariano desde los 10 años, adopto el veganismo en mayo del 2012, con lo cual salí de la incongruencia que vivía entre estar en contra de la explotación y matanza animal y consumir lácteos y huevos. En ese momento, me chocó una sorprendente incongruencia en un libro de texto de 1º de infantil de mi hijo mayor, dentro del "Proyecto las vacas" (ya saben ustedes, esos animales que nacen para dar leche a los humanos, y no a sus crías), ya que, en un contexto de "adoctrinamiento reproductivo", favorable a la industria láctea, veo que se intercala en sus páginas el poema "La vaca llorona", de Gloria Fuertes (1917-1998, poeta española), que pone en entredicho todo el "proyecto", y la realidad de una industria tan omnipresente como despiadada: "La vaca está triste, muge lastimera; ni duerme, ni bebe, ni pasta en la hierba. La vaca está triste, porque a su chotito se lo han llevado los carniceros al mercado. Está tan delgada la vaca de Elena que, en vez de dar leche, da pena".
Homosexualidad e Iglesia Católica
Los padres que rechazan la homosexualidad de su hijo, ya sea a través de un vacío que le hagan, en el sentido de la identidad sexual (como si careciera de ella), a través de actitudes intolerantes (hacia él mismo y hacia los homosexuales en general), o con insultos, lo rechazan a él mismo como persona. El niño adquiere la idea de que ser "maricón" es un "problema" (pecado): algo de sí mismo, de su intimidad, que debe ocultar y no expresar.
Igual que los padres nos dan y nos quitan, la iglesia (fuente de moral), puede influir en una persona (a través de los padres, la educación religiosa o directamente desde sus instituciones) en sentidos contradictorios.
La Iglesia Católica no condena la homosexualidad como identidad sexual. Sin embargo, estigmatiza al homosexual en cuanto que considera su inclinación sexual "desordenada", por razón de hacerle tender al "pecado"; y pecado son todas las relaciones sexuales homosexuales (ya sean por placer, sin compromiso; ya sean con amor y compromiso).
Una persona adoctrinada en la moral católica oficial, que se identifique con su ideología, y que sea homosexual, es una persona con problemas psicológicos:
"Mi conciencia me dice que tener relaciones sexuales por placer, sin compromiso, aunque sean libres y entre adultos, es pecado; a pesar de lo cual, yo lo he hecho. Además, hoy en día me masturbo por un deseo puramente físico, y para mi es pecado. Es posible que viva en conflicto, y no se en qué grado me hace tener una mala autoestima. Unas veces pienso que intento reconciliar dos mundos opuestos, y otras pienso que son partes de mi mismo a las que no puedo renunciar". [Actualmente, esta persona ya no se identifica con este conflicto ni con la idea de pecado ("La palabra pecado está demasiado contaminada por el virus de la moral católica")]
Para una persona así, el logro de una autoestima positiva implicará la superación de la influencia de sus padres, y la de la iglesia ortodoxa. La atribución de pecado a una conducta libre entre dos personas adultas (maduras), que no hace daño a terceros, es una cuestión puramente moral, que no tiene base ética ni sentido natural.
Dentro del catolicismo romano existen colectivos y plataformas que defienden la igualdad de las prácticas homosexuales y heterosexuales a todos los niveles (Somos Iglesia, Redes Cristianas). También hay casos, como el del Opus Dei, en que parece que no hay posibilidad de escisión satisfactoria, y la única posibilidad es la ruptura con la organización: "Gracias a Dios, ¡nos fuimos!", exclaman ex miembros del Opus Dei.
De una forma o de otra, llegamos a la conclusión de que la ética es fuente de autoestima secundaria, en tanto que supone la superación reflexiva de la moral que impregna el contexto social donde se desarrolla la personalidad del individuo. También se puede constatar que, tras un proceso psicoterapeútico profundo y positivo, la persona se integra, y desaparecen las incongruencias en la personalidad.
Ver Ética y Moral, Moral cristiana e Insensibilidad moral
Consecución de logros internos
Son realizaciones íntimamente significativas y valiosas, aprendizajes que aumentan la capacidad de adaptación (interna y externa), la seguridad interior, la satisfacción personal y la libertad. La experiencia de aprender algo nuevo, o adquirir una nueva habilidad, está íntimamente asociada a un aumento de la autoestima, y posee una naturaleza bien diferente a alcanzar éxitos externos y superficiales, que alimentan el narcisismo.
- Aprendizajes en la infancia como montar en bicicleta, atarse los cordones de los zapatos, o un método infalible de sumar o restar utilizando los dedos.
- Comprender y vivir el hecho psicosomático, la conexión mente/cuerpo, es un logro interno de profundas y beneficiosas consecuencias.
Hay un tipo de logros o realizaciones (poderes) que generalmente no son "aprendizajes", como son los siddhis, aunque algunos también se pueden aprender (por ejemplo, realizar experiencias extracorporales, como pueden leer en Viaje astral en casa. El aspecto negativo de los siddhis es que suelen ponerse al servicio del narcisismo (en especial si son aprendizajes), con lo que se entorpece el crecimiento interior.
La intensidad, la pasión en lo hacemos, es una disposición mental favorable a conseguir logros íntimos y que está relacionada con los placeres superiores: "Realiza cada una de tus acciones como si fuera la última de tu vida" (Marco Aurelio, emperador del Imperio romano y representante del Estoicismo, 121-180). Es muy diferente realizar cualquier tipo de tarea, estudio o trabajo, de una forma superficial e indolente, que hacerlo con esmero y eficiencia, desde una actitud mental positiva, concentrada, comprometida y generosa (de una forma centrada, eso sí, sin estresarse), desplegando, sin escatimar, todas nuestras capacidades.
Es importante hacer en nuestro día a día las cosas tan bien como podamos, desde nuestro conocimiento y capacidad. Sin llegar, por otra parte, a la tortura perfeccionista de la exigencia obsesiva. En el punto medio está la virtud. Hay que señalar que las circunstancias que vivamos en cada momento, requerirán una diferente "perfección centrada", según las prioridades a atender y nuestras capacidades para realizarlas. Piensen, por ejemplo, en un cierto hábito, habitualmente conveniente y positivo al realizar un trabajo para un cliente, pero que en un momento dado no se pueda realizar, porque la prioridad sea atender a muchos clientes en un cierto tiempo.
El trabajo estimula el sentimiento de dignidad personal y, por tanto, es fuente de autoestima, si tiene un digno sentido social, si la actitud mental con que se realiza es positiva, y es un medio para la autorrealización. Es en este sentido que podría afirmarse que "el trabajo libera". Un sentido muy diferente al que le dieron los criminales nazis como lema en las puertas de acceso a los campos de concentración, corrompiendo el sentido original que, como eslogan, le dio el gobierno de la República de Weimar (1918-1933), al impulsar grandes obras públicas para fomentar el empleo.
Sin embargo, una Conciencia elevada puede a veces trascender unas circunstancias "laborales" severamente adversas, y estas experiencias vitales son tesoros para la humanidad, que evidencian la preeminencia de la Mente sobre la Realidad "externa":
Epicteto de Hierápolis (55-135, filósofo estoico griego)
Fue esclavo en Roma desde su niñez, donde estuvo al servicio de varios amos, entre ellos Epafrodito (liberto - esclavo al que se concede la libertad - del emperador Claudio y secretario del emperador romano Nerón, ejecutado por Domiciano al no impedir el suicidio de Nerón), un cruel personaje que, sin embargo, le permitió estudiar filosofía con Musonio Rufo (filósofo estoico), y le concedió la libertad. Tras su liberación, llega a alcanzar fama creando su propia escuela de filosofía, mereciendo, según Orígenes (185-254, erudito y teólogo cristiano nacido en Egipto), más respeto en vida del que había tenido Platón. Según la leyenda, y narrado por Celso (filósofo griego, siglo II), la causa de la cojera de Epicteto fue un brutal castigo de uno de sus amos, torciéndole lentamente una pierna en un aparato de tortura. Epicteto, sin perder la compostura, le advierte: "Quebrarásla". Y como, en efecto, se la quebró, comentó: "¿No te decía, que la quebrarías?". Este relato es coherente con muchos pasajes de las Pláticas de Epicteto donde se refleja su actitud ante la tiranía del amo, en vivencias semejantes a algunas Actas de los mártires. A Epicteto se le atribuye la máxima estoica "Soporta y renuncia" (Sustine et abstine), y ésta profunda reflexión: "No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que pensamos sobre lo que nos sucede".
Solomon Northup (1808-1867/75, abolicionista estadounidense negro)
Nació como hombre libre en Nueva York y tenía esposa y tres hijos, cuando en 1841 es drogado, desposeido de sus documentos de identidad, secuestrado, encadenado y vendido como esclavo. A partir de ahí es trasladado al estado de Luisiana donde es esclavizado, durante 12 años, por diferentes dueños de plantaciones, viviendo todo tipo de vejaciones, palizas y torturas. Cuando alcanzó de nuevo la libertad, se convierte en un activo defensor de la abolición de la esclavitud y publica "Doce años de esclavitud" (libro autobiográfico de 1853, y película de Steve McQueen estrenada en 2013). A pesar de la evidente culpabilidad de sus secuestradores, éstos se vieron afectados sólo con prisión preventiva, ya que fueron demandados por Northup en Washington, cuya ley prohibía a los negros testificar contra los blancos; tras el juicio fueron liberados.
Viktor Frankl (1905-1997, psiquiatra austríaco)
Sobrevive durante unos 2 años y medio en varios campos de concentración nazis, donde fallecen su mujer y sus padres (lo supo después de ser liberado). Durante su cautividad, su entereza mental (basada en el sentido que tenía para él sobrevivir para reencontrarse con su familia) le permite ayudar a sus compañeros para que no se dejaran morir (dejando de comer lo poco que recibían). Después de ser liberado, descubre que toda su familia había muerto. En "El hombre en busca de sentido" (1946) describe la vida de los prisioneros de un campo de concentración, mostrando que la mente humana, a través de su dimensión trascendente, puede encontrar sentido a la vida incluso en condiciones de extrema adversidad. Su experiencia confirmará y dará fuerza a su legado psicoterapeútico, la Logoterapia, considerada la Tercera Escuela Vienesa de Psicología (tras el Psicoanálisis de Sigmund Freud y la Psicología individual de Alfred Adler).
Superar los problemas que nos plantea la vida, así como los problemas de personalidad, suponen sobreponerse al dolor (sensación de malestar físico o psíquico) y al sufrimiento (vivencia emocional negativa del dolor), aprender de la experiencia, aumentar la capacidad de adaptación y fortalecer la autoestima. Es una idea budista que "el dolor y el sufrimiento son nuestros maestros"; asimismo, podríamos llamar "Maestros" nuestros a aquellas personas cuya actitud o comportamiento son ocasión de que se produzca sufrimiento en nosotros (idea más precisa que decir que ellos "nos hacen sufrir"). Es fundamental la percepción de sentido: "Cuando un hombre tiene un por qué vivir, soporta cualquier cómo" (Nietzsche), "El hombre no se destruye por sufrir; el hombre se destruye por sufrir sin ningún sentido" (Viktor Frankl).
La superación del sufrimiento aumenta la resistencia al dolor: una persona con una resistencia muy alta al dolor, se dice que tiene un umbral de dolor alto, siendo, ante el mismo estímulo, su nivel de sufrimiento menor que el de una persona con un umbral bajo de dolor, o más vulnerable. La experiencia de una psicoterapia profunda favorece el aumento de la fortaleza psíquica, de forma que la persona se hace menos vulnerable ante situaciones dolorosas similares:
- Una persona que tuvo una severa agorafobia, deja de reaccionar emocionalmente ante los mismos estímulos agorafóbicos antiguos.
- La reactividad psicosomática de una persona con un Trastorno por somatización, en el que existen síntomas somáticos recurrentes y múltiples, disminuye drásticamente.
Cuando el hedonismo domina la vida psíquica de una persona y se rehusan, de forma sistemática, las situaciones que provocan dolor, desdeñando principios éticos y la posiblidad de favorecer el bien común, la evolución interior queda cercenada en la misma medida, así como el fortalecimiento de la autoestima.
Ver El Sufrimiento
Ir más allá del ego, favoreciendo el bienestar de los demás y la armonía común.
El dar lleva implícito una dimensión superficial, aparente, de pérdida (tiempo, energía, conocimiento, bienes, dinero), y una dimensión profunda, oculta, de enriquecimiento. Las dos son ciertas, son vivencias. Depende de la Conciencia de cada persona el que se vivan de una u otra forma, y en qué medida. Sin embargo, a medida que se trasciende el Yo, resulta cada vez más difusa la diferencia entre el dar y el recibir, confundiéndose poco a poco en una unidad inseparable donde "dar es recibir".
Ayudar da sentido (disuade del suicidio)
En la magnífica y emocionante película "¡Qué bello es vivir!" (1946), se expresa esta idea a partir de la temática del suicidio (1 h 31'):
George Bailey está desesperado y a punto de suicidarse. Clarence Osbody, un ángel de segunda clase que aún no se ganó sus alas, lo observa sonriente y lleno de bondad. Cuando George se va a lanzar al río, es el ángel quien lo hace, pidiendo socorro. En ese momento, George se olvida de todos sus problemas y salva a Clarence. En la garita del puente, los dos mantienen una conversación con el [vigilante]: "No he tenido tiempo de buscar ropa interior moderna, mi mujer me regaló esto en mi último cumpleaños; morí con ello puesto. Tom Sawyer también se está secando (coge el libro de un cordel). Deberías leer el libro que está escribiendo ahora Mark Twain. [¿Cómo fue el caerse usted?]. No me he caido, he saltado para salvar a George. ¿Cómo?, ¿para salvarme? Te he salvado, ¿no?; no has llegado a consumarlo. ¿A consumar el qué? ¡El suicidio! [Aquí es ilegal suicidarse, señores]. También es ilegal en el sitio de donde vengo. [¿Y de donde viene?] ¡Del Cielo! Tuve que actuar de prisa, por eso me lancé: estaba seguro de que si yo estuviera ahogándome, tu me salvarías. El que se ahogaba eras tu, y el salvador fui yo. Ah, muy gracioso. Este golpe es lo único que he sacado de mis oraciones de hace un momento. Ah no, George, yo soy la respuesta a tu oración, por eso me han mandado aquí abajo". George no cree nada de lo que le dice su ángel de la guarda, a pesar de que éste conoce toda su biografía. Clarence le dice que tiene que ganarse sus alas, y que George le puede ayudar en este propósito, dejandose ayudar por él... "Lo he averiguado un poco tarde: valgo más muerto que vivo... ¡Déjeme en paz!... Tal vez hubiera sido mejor no haber nacido... ¿Qué has dicho? ¡He dicho que ojalá no hubiera nacido! Oh, no digas semejante cosa... Espera un momento..., es una idea... ¿A ti qué te parece? (pregunta a San José) De acuerdo, sí, eso es, se ha cumplido, no has venido al mundo...". En ese momento, George oye perfectamente por su oído izquierdo (del que estaba sordo desde pequeño) y no hay rastro de que hubiera sangrado. Se ha realizado lo que verbalizó, y el don concedido va a producir en él un cambio mental brusco y positivo, después de tomar conciencia de toda la influencia positiva que tuvo en la vida de su familia, de su mujer y de los demás habitantes del pequeño pueblo de Bedford Falls, viviendo el contraste de ver qué hubiera sucedido si él no hubiera nacido. Su desesperación resultará mayúscula, y entonces vuelve al puente donde intentó suicidarse y pide a Dios volver a vivir su vida.
En la película "Cadena de favores" (2000) hay una escena muy especial y emocionante, que ejemplifica la misma idea (1 h 09' 20''):
Un drogadicto, sin familia, sin trabajo y sin hogar, sale del pueblo hacia la carretera. Tras bajarse de un camión, con solo un hatillo al hombro, se encamina a un enorme puente. Allí se encuentra con una chica, de apariencia impecable, llorando, y en claro ademán de quererse suicidar. Al acercarse a ella y hablarle, ésta interpreta que le quiere robar y, tras tirarle el bolso, se aleja de él y se sube a la barandilla. "¡Eh, dios mio, nada puede ser tan importante!, ¿qué está haciendo? ¿Qué puede importarle a usted? Le debo un favor a alguien. ¡No a mi! Verá, hace un momento sólo podía pensar en conseguir un chute y, cuando la he visto, he cambiado de idea. ¡Oh, por favor, váyase, se lo aseguro, yo no valgo nada! Y eso por qué, ¿por qué no vale nada? Se lo aseguro, usted no lo comprendería ¿Qué está diciendo?, ¿cree que vivo en el Ritz?... ¡Tómese un café conmigo! (se lo dice con un noble entusiasmo, que le hace mella a la chica)... Hágame un favor: sálveme la vida". En este momento le extiende la mano y, en la percepción mutua de sentido, se confunde el dar con el recibir.
El poder conlleva responsabilidad
Todos tenemos un poder interior, y somos responsables de cómo lo utilizamos, y las consecuencias que produce.
Clark Kent ("Superman 1", 1978), se muestra contrariado por no responder a las burlas de sus compañeros de instituto expresando todos sus poderes: "¿Es presunción que una persona haga las cosas que es capaz de hacer? ¿Presume un pájaro cuando vuela?". Jonathan, su padre adoptivo, le dice: "Cuando el hombre madura, piensa de un modo diferente, ve las cosas con más claridad. He llegado a una conclusión hijo: tu estás aquí por alguna razón..., no se cual, ni quien decidió enviarte, puede obedecer a..., la verdad no lo se, pero sí te aseguro una cosa: no estás aquí para meter goles" (ni para ser humano y tener novia y una vida normal, como el héroe comprenderá en Supermán 2, 1980, cuando la humanidad, sin su ayuda, quedará dominada por la tiranía del General Zod y sus dos secuaces). Es curioso que, después de esta conversación y de darle las gracias a su padre (que es ya un anciano y con problemas de corazón), Clark lo reta, de forma lúdica , a una carrera, jaleándolo incluso, escena en la cual muere de un infarto cardíaco.
En "Spider-Man 1", 2002, el tío Ben advierte a Peter Parker de que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", pero Peter, haciendo caso omiso de este consejo, participa en un torneo de lucha libre, con la idea de ganar 3000 dólares para comprar un potente coche e impresionar a Mary Jane. Con ayuda de sus poderes, vence en el torneo, pero el encargado del evento le da sólo 100 dólares (por ganar en 2 min y no en 3). En ese momento, un ladrón roba al encargado todo su dinero. Peter, al estar enfadado con él por no haberle pagado lo pactado, lo deja escapar. Cuando sale del local, encuentra que en la calle se ha producido un suceso violento, y, al acercarse, ve a su tio herido de gravedad por un disparo, y morirá en sus brazos. En ese momento, se da cuenta de las consecuencias de su actitud, pero aún así buscará venganza y tardará mucho en sentar la cabeza...
En “Sigo como Dios”, 2007 aparece la misma frase: "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Excelente película, ideal para ser vista en familia, por ser muy divertida, a la vez que profunda.
El presentador de noticias de televisión Evan Baxter (Steve Carell) acaba de ser elegido congresista, tras una campaña en la cual su lema es "Cambiemos el mundo". Es un hombre exitoso y feliz, con esposa y tres hijos. Es en este estado de bienaventuranza, cuando la vida se le empieza a complicar de una forma sorprendente e increíble. Resistiéndose a creer, y en contra de su voluntad, se verá conducido inevitablemente a convertirse en “El Noé de Nueva York". Los animales, por parejas, le persiguen, le importunan, a la vez que le ayudan. Dios (Morgan Freeman), que oyó su propósito de cambiar el mundo, se le aparece, y lo va induciendo a dedicarse a la construcción de un arca, destinada a afrontar un próximo diluvio (en realidad la ruptura de una presa). Esta estrambótica misión ejemplificará de qué forma se cambia el mundo: con Actos Radiantes de Caridad Altruista, ARCA (doing one Act of Random Kindness, ARK; con un acto fortuito de bondad). Ver Compasión y Altruismo
Hay una condición en la vida, especialmente importante, que nos otorga un gran poder, así como una gran responsabilidad: la Maternidad o Paternidad. Ser padres pone en evidencia nuestros límites, y nos afronta a la posibilidad de trascender el yo. Es aquí donde nos podemos convertir en héroes o en villanos. Vivir en pareja es una gran oportunidad para crecer interiormente, y tener hijos la multiplica. Dejamos de estar centrados en el "Yo", para centrarnos en el "Nosotros".
La paternidad es "un camino" y, siendo padres, el camino de la felicidad es la felicidad de los hijos, y de la pareja: desarrollar el amor, la tolerancia, profundizar en la evolución interior, dando a nuestros hijos lo mejor de nosotros mismos; y a nuestra pareja, claro está... (aunque se perciba, por momentos, como "enemigo íntimo"). Los niños necesitan estabilidad, y ver a sus padres juntos.
Hoy en día es un hecho muy frecuente el de las separaciones, las cuales van a afectar, con seguridad, el desarrollo emocional de los niños; más cuanto más pequeños sean. Considero que habría de tomarse como referente temporal general, en la decisión de continuar juntos o separarse, los 7 años de los hijos, siempre teniendo en cuenta su madurez emocional (aunque situaciones de fuerza mayor, como abusos o maltrato, pudieran determinar que la ruptura familiar sea la mejor solución). Las contrariedades de la vida, las frustraciones, las diferencias, las discusiones, el dejar de estar enamorado (¿tiene algo que ver con el amor estar enamorado?), o las infidelidades, tendrían poco peso en comparación con todo lo que supone una separación (también para los padres). El egocentrismo que pueda haber implícito en una separación, es precisamente un obstáculo para lograr la ansiada felicidad buscada, ya que ésta depende más de la armonía que producimos a nuestro alrededor, que de realizaciones individuales.
Vivir la vida de una forma superficial, desde una actitud mental consumista, suele irradiar, en el mismo sentido, los vínculos afectivos. Entonces, cuando se vive una insatisfacción respecto a la pareja, con la que se ha formado una familia, surge la tentación de sustituirla por otra. Pienso que el "mercadeo afectivo", en vínculos sin hijos, es relativamente inocuo. Pero cuando se tienen hijos, y se decide hacer uso de la "libertad" para romper el vínculo familiar, en busca de la felicidad, fácil es que no se encuentre por ningún lado; porque, ni la felicidad está afuera, ni la infelicidad de los demás, especialmente la de nuestros hijos, nos puede hacer felices a nosotros.
En cambio, siempre tenemos la íntima posibilidad de expandir nuestra Conciencia buscando la felicidad en nosotros mismos.