Un fenómeno paranormal es un hecho que no puede ser explicado desde el punto de vista de las leyes naturales conocidas por la ciencia actual (Psicología, Física, Química, Medicina, Biología), y que es una manifestación de la Energía Vital (que correspondería al sinograma japonés “Ki”).
Se le llama fenómeno parapsicológico (fenómeno Ψ) a un fenómeno paranormal que se supone producido por la mente humana (psique), mediando entre mente y hecho la energía Ψ. Este sería el campo de estudio de la Parapsicología, que estudia fenómenos parapsíquicos, parafísicos y parabiológicos (Parapsicobiofísica, Germán de Argumosa).
Esta bellísima versión coloreada del misterioso “Grabado Flammarion” (ilustración de autor desconocido, aparecida por primera vez en blanco y negro, en el libro de Camille Flammarion “L'Atmosphere: Météorologie Populaire”, página 163, París, 1888) representa perfectamente el sentido de la sección Paranormal: promover el reconociento social de una realidad ampliada, dando a conocer hechos que la ciencia oficial aún no ha hecho suyos, y servir de referencia a personas que han tenido estas experiencias o tienen capacidades extraordinarias.
Ki (Chi, Prana, Ka, Pneuma, Élan Vital)
Ida, Pingala y Sushumna (Fosas nasales, Hemisferios cerebrales, Reiki)
Técnica (cámara) GDV (Beogramas)
Aura (Cuerpos sutiles), Alma y Espíritu
Personalidad y fenómenos paranormales
Yama, Niyama, Asanas, Pranayama, Pradyahara, Dharana, Dhyana, Samadhi (Nirvikalpa Samadhi, Maha Samadhi)
Condiciones del hecho paranormal
Ondas cerebrales: Delta, Theta, Alfa, Beta, Gamma
Clasificación de los fenómenos paranormales
Ki (Chi, Prana, Ka, Pneuma, Élan Vital)
Es la Energía Vital que sustenta todo lo que existe, ya sean objetos inanimados (los átomos tienen energía) o seres vivos. Llamado Chi en China, Prana en el hinduismo, Ka en la civilización egipcia, Pneuma en la Grecia clásica, o Élan Vital en la terminología del filósofo francés Henri Bergson.
Nadis (Meridianos) y Chakras
En el ser humano, el Ki circula a través de los nadis (meridianos en la medicina tradicional china): conductos o canales del cuerpo etérico (cuerpo vital, energético, doble energético del cuerpo físico). Según el Ayurveda (medicina tradicional hindú) o el Bhuta Shuddhi Tantra hay 72000 (según otro texto tántrico, el Shiva Samhita, habría 350000).
Los nadis conectan los chakras (chakra significa “rueda o círculo, Centro de energía”). Hay 7 chakras mayores y 21 menores. Los mayores son, de abajo a arriba, y del 1º al 7º: Muladhara (en el perineo - entre el ano y los genitales -, sobre el plexo pélvico), Svadhisthana (“Mansión del soplo vital”, Dan-Tien, Hara; debajo del ombligo, sobre el plexo hipogástrico superior), Manipura (entre el ombligo y el pecho, en el plexo solar), Anahata (sobre el plexo cardíaco), Vishuddha (en la garganta, en el plexo carotídeo), Ajna (“Centro de mando, Centro de la percepción, Tercer Ojo”, un dedo por encima del entrecejo) y Sahasrara (encima de la cabeza, del lugar de la fontanela mayor en el bebé, fuera del cuerpo y cuyo despertar equivale al Samadhi).
Ida, Pingala y Sushumna
Los nadis más importantes son Ida (en japonés “Vaso de la Concepción”, nace en el testículo - ovario - izquierdo, relacionado con el S.N. Parasimpático y el hemisferio derecho, con terminación en la fosa nasal izquierda, y canal de la energía mental, “Manas Shakti”, que se vincula con la percepción extrasensorial), Pingala (en japonés “Vaso Gobernador”, nace en el testículo - ovario - derecho, relacionado con el S.N. Simpático y el hemisferio izquierdo, con terminación en la fosa nasal derecha, y canal de la energía física, “Prana Shakti”) y Sushumna (en japonés “Línea Hara”, nace en Muladhara, relacionado con el S.N. Central y el trayecto de la médula espinal, con terminación en Sahasrara, y canal de la energía espiritual - sin connotación ética -, “Kundalini Shakti”).
Ida y Pingala suben en un doble enroscado helicoidal, formando con el canal central el Caduceo de Mercurio, simbolo de la Iniciación: dos serpientes que se enroscan en una vara. En el mito romano, Mercurio vio luchar a dos serpientes y las separó pacíficamente con el caduceo (palabra de origen griego que significa “vara de olivo adornada con guirnaldas”); las serpientes dejaron de luchar y se separaron.
El equilibrio de los nadis Ida y Pingala expresa salud física, mental y espiritual. Sushumna se activa en estados de mucha calma, cuando la respiración cambia de una fosa nasal a otra, y cuando la mente no está centrada en la actividad cotidiana.
Aquí es importante mencionar (por ser un correlato físico de la actividad de Ida y Pingala, accesible a la conciencia) que lo normal es que se respire predominantemente por una fosa nasal, y que se tenga más o menos obturada la otra (compruébelo taponando alternativamente cada una). Lo normal es que las fosas nasales inviertan su actividad a lo largo del día sin que seamos conscientes de ello: en general, la respiración izquierda denota relajación (activación parasimpática) y la respiración derecha excitación (activación simpática). Una alternancia regular diaria (según Yogi Bhajan cada 2 horas y media, y también se habla de 90 min) indicaría equilibrio y salud. La personalidad influye (por ejemplo, las personalidades tipo A tenderán a respirar más con la fosa nasal derecha), así como el tipo de actividad (una fosa nasal derecha obturada se abrirá si iniciamos una actividad física exigente) o el estado emocional (un estado relajado, o también depresivo, se relaciona con respiración izquierda).
Según el “Swara Yoga” (ciencia de la respiración nasal), cuando predomina una fosa nasal, es dominante el hemisferio cerebral opuesto, y ésto tiene importantes implicaciones, ya que cada hemisferio está relacionado con diferentes estados mentales.
Hemisferio izquierdo
Centro de la energía masculina (“solar, activa y caliente”), funciones analíticas, lógica, lenguaje (verbal, simbólico), intelectual, percepción temporal y lineal, pensamiento convergente (busca la contestación más correcta), realismo (objetivo).
Hemisferio derecho
Centro de la energía femenina (“lunar, creativa, apaciguadora y fría”), funciones espaciales (no verbal, concreto), sentimental, percepción atemporal (centrado en el presente) y global, intuición, imaginación, síntesis, pensamiento divergente (pensamiento lateral; produce múltiples contestaciones), fantasía (subjetivo).
La Sabiduría (conocimiento adquirido a través de la experiencia) tendría mucho que ver con la integración de las capacidades que expresan ambos hemisferios.
El Reiki (palabra japonesa que significa “Energía Vital del Espíritu” o “Energía Vital Universal) es un sistema de curación por la imposición de manos, canalizando la Energía Vital Universal. Desde el punto de vista de la experiencia del practicante de Reiki, podría definirse como Energía Vital Guiada Espiritualmente (por diferentes seres, excluido el propio reikista, o por el alma de éste). Son bien conocidos, para practicantes y clientes de Reiki, los fenómenos parabiológicos que produce.
Energía Ψ (función Psi, potencialidad Psi, telergia, energía biótica, energía psíquica, Ki mental)
Es la energía mental (fluido electromagnético) que se libera cuando se produce un fenómeno parapsicológico. Para los metapsiquistas era una energía invisible, de tipo lumínico, sólo percibida por sensitivos, que emite el médium y que podía llegar a tener consistencia material.
Los psicólogos escépticos, afanados en la reivindicación de la Psicología como ciencia, y en autoafirmarse como “científicos” (harían bien en estudiar, comprensivamente, Epistemología y Estadística), podrían tomar nota de que la letra Ψ (vigésimo tercera letra del alfabeto griego) es el símbolo de la Psicología (etimológicamente tratado o estudio - logia - del alma, espíritu - psijé -).
Se emplea el término psicorragia para indicar un rebosamiento incontrolado (inconsciente) de la energía Ψ, con efectos parafísicos (por ejemplo, el estallido de una bombilla o de un vaso en estados emocionales como la ira). Se le llama psicobulia a la voluntad psíquica (inteligencia) que dirige la energía Ψ.
Según Ludy Mellt Sekher (Shyra Gosurreta Gravina), en su libro “Potencia Psíquica”, el Doctor Yurievich, en Moscú, investigó y comprobó que la telergia irradia de ciertas personas dotadas, rodeando a los sujetos de chapas de plomo de 3 cm de espesor, colocadas a 1 m de distancia; las chapas fueron atravesadas por la telergia, con un poder de penetración superior al de los rayos gamma y X, disminuyendo la potencia de la telergia a medida que se aumentaba el número de las chapas y la distancia.
Técnica (cámara) GDV (Gas Discharge Visualization, visualización de descarga de gas)
Basada en el efecto Kirlian (La cámara Kirlian fue inventada por el matrimonio Semyon Davidovich Kirlian y Valentina Kirlian, en el año 1939), creación del físico ruso Konstantin Korotkov (profesor de Ciencias de la Computación y Biofísica de la Universidad Federal de Tecnologías de la Información, Mecánica y Óptica, de San Petersburgo), permite obtener una fotografía digital de una parte del aura humana (campo bioenergético, electromagnético o bioeléctrico humano), así como del campo de energía de animales, vegetales u objetos.
La imagen (radiación electromagnética) captada (efecto GDV ; la luminiscencia que surge del objeto estudiado - de hasta 4 cm de diámetro - al colocarlo en un campo electromagnético de alta frecuencia), que es la más cercana al cuerpo físico (por lo que se trata del cuerpo etérico), se envía a un ordenador, donde es vista en tiempo real y puede ser procesada informáticamente.
Basándose en investigaciones del médico naturista alemán Peter Mandel (fundador de la Medicina Esogética, cuyos principales componentes son el Análisis de Emisión de Energía y la Colorpuntura), Korotkov descubriría que en las imágenes Kirlian de las yemas de los dedos de las manos (imágenes de las auras de los dedos, llamadas beogramas) están reflejados todos los órganos del cuerpo así como aspectos psicológicos de la personalidad.
La técnica GDV posibilita diagnosticar, de una forma eficaz y no invasiva, el estado energético de una persona (nivel de las funciones orgánicas), evaluar su reacción ante una terapia, el efecto del ejercicio, el estrés, o la meditación, así como constatar cómo se reflejan en el aura los pensamientos, las actitudes psicológicas o el estado de ánimo...
En varios hospitales universitarios rusos se han estudiado los efectos de tratamientos farmacológicos en comparación con terapias alternativas como la Acupuntura, Homeopatía o las Flores de Bach, en personas con un mismo trastorno, constatándose a través de la técnica GDV una eficacia superior de éstas últimas. La explicación de este resultado está en que las terapias alternativas favorecen un mejor estado de salud general y no sólo de los órganos implicados en la enfermedad, además de no tener efectos secundarios.
En la enfermedad se pierden las frecuencias altas, y en los beogramas se observa una disminución del área captada (la conductividad disminuye). Una terapia benéfica tiene como efecto el aumento del área y de la conductividad. La enfermedad se detecta en el campo bioeléctrico antes de que se exprese en el cuerpo físico. Así mismo, se regenera primero el cuerpo vital y después el fisico, por lo que es posible observar en personas enfermas un cuerpo vital sano: signo inequívoco de un tratamiento adecuado y de un proceso curativo.
El esquema de referencia sería: Cuerpo mental-->Cuerpo astral-->Cuerpo etérico-->Cuerpo físico; o expresado de otra manera: Pensamientos-->Emociones-->Cuerpo energético-->Cuerpo físico. Adquiere así aún más sentido la rotunda afirmación de que “Todo es psicosomático, mientras no se demuestre lo contrario” (J.M.M.V.). Una perspectiva en total confrontación con la medicina convencional. Ver también Esquema teórico
Tomando como referencia “La Luz Diamantina”, de Francisco Redondo Segura, trataré de ahondar en el concepto y función del aura, así como esclarecer la diferencia respecto a los conceptos afines de alma y espíritu.
Aura
El aura humana (todo tiene aura, desde un átomo hasta un universo) es la emanación lumínica conjunta de los cuerpos sutiles (normalmente invisibles), percibida por el vidente (Clarividencia objetiva; hay niveles de videncia, por lo que las dimensiones aúricas perceptibles varían entre los sensitivos) como un halo (cerco luminoso) que envuelve el cuerpo físico. Es como un libro abierto que representa la totalidad del ser humano, su individualidad, y es tan irrepetible como las huellas digitales (puede considerarse como la “piel del alma”).
Tiene una función semejante a una antena: recibe mensajes, ondas, o fuerzas que proceden del entorno, a la vez que es causante de transformaciones en él. Ver Ondas cerebrales
Los cuerpos sutiles (invisibles a la percepción común) que componen a un ser humano encarnado son el cuerpo etérico (fácil de ver con poca luz, fijando la vista en el brazo o la mano, sin mirar directamente su contorno), cuerpo astral (emocional, de deseos; origen de las emociones, sentimientos y deseos), cuerpo mental concreto (lugar donde se da forma a las ideas, mezcla de deseo y mente), cuerpo mental superior (abstracto, causal; lugar donde se crean las ideas y vehículo del alma), cuerpo búdico (intuicional; energía de la Unidad, Amor puro y Sabiduría; permanece en estado latente, a la espera de su despertar, recibiendo las luces de Fraternidad, Servicio y Conocimiento Espiritual) y cuerpo átmico (nirvánico, espiritual; energía de la Voluntad, el Poder Espiritual; es un cuerpo latente, con el cual finaliza nuestra evolución humana y empieza la identificación con nuestro espíritu).
El cuerpo etérico, astral y mental concreto, debido a su actividad o a su inercia, sus cualidades o sus defectos, producen diferentes emanaciones y colores según la naturaleza de los sentimientos y pensamientos. Si los cuerpos mental superior, búdico y átmico están despiertos, añaden aún otros colores más luminosos, que corresponden a vibraciones más potentes.
El aura se desarrolla con las virtudes (integridad, paciencia, desapego, inteligencia, voluntad, generosidad, espiritualidad, etc.) y con estados anímicos positivos como el amor y la alegría. La pureza (integridad) en una persona se asocia a un aura limpia y transparente, la inteligencia se asocia a su luminosidad, la voluntad a su potencia, la espiritualidad expande el aura. Algunos grandes seres tuvieron un aura inmensa. Buda Gautama era capaz de abarcar dentro de su aura a toda una comarca, su aura medía kilómetros, era inmensa y luminosa; todos los seres que estaban dentro de su irradiación salían beneficiados de alguna manera.
Alma
El alma es a nivel físico un campo electromagnético (su medio de expresión es el cuerpo causal; al ser material, es posible para un psíquico verla), sin caracteres sexuales ni de hombre ni de mujer; a nivel psicológico es el soporte para la conciencia (la experiencia del darse cuenta); y a nivel espiritual es el reflejo del espíritu y su instrumento para conectarse con el mundo físico y la personalidad, así como el registro de todas las vivencias del ser humano a lo largo de su existencia y la conciencia del sentido trascendente de las experiencias y de la conducta (el karma: energía trascendente derivada de las acciones en vidas anteriores).
El alma es dual, por su posición mediadora entre el espíritu y la personalidad, manifestándose en el plano mental superior (alma divina o total) y en el plano mental concreto (alma humana o individual).
En el nivel superior los deseos se transmutan en necesidades espirituales o de autorrealización. El alma divina participa con el resto de las almas, en los planos elevados, de la mística “Comunión de los Santos” de la que hablan las tradiciones cristianas. Nuestra alma divina es asistida y dirigida, en su experiencia evolutiva, por esas elevadas entidades que reciben esotéricamente el nombre de Ángeles solares.
Desarrollar la virtud en la conciencia es trabajar en el alma. Cuando el hombre se convierte en su alma, va directamente al espíritu: llega un momento en que el alma se disgrega (su inmortalidad se refiere a las encarnaciones sucesivas), igual que el cuerpo físico, y entonces se vive únicamente como espíritu.
Espíritu (Ser, Yo divino, Esencia, Mónada)
Es la verdadera esencia del hombre, su verdadero Ser, el verdadero Yo, nuestro Principio, nuestra verdadera fuente, la chispa de energía divina, emanada de Dios, que da vida a cada ser humano. Está situado en el centro de todo tiempo y espacio, es omnipresente y todo está continuamente presente para él.
En espíritu somos los verdaderos hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza. Se puede afirmar igualmente, y no es soberbia, que “cada hombre es Dios, porque somos parte de él y él parte de nosotros”.
El famoso dramaturgo, poeta y actor inglés William Shakespeare hizo una reflexión muy significativa al respecto, cuando dijo: “Ser o No Ser, he ahí la cuestión”. Cuanto más esté identificado el hombre con su Ser, mayor será su nivel de desarrollo espiritual, y mayor su capacidad expansiva. Cuando la identificación es plena, entonces es semejante al Creador; hasta entonces sólo podrá expresar una pequeña parte de su potencial, sólo un reflejo tenue e inmaduro de su divinidad inmanente, a través del alma humana.
Dotado psíquico (psíquico, sensitivo, paragnosta, metagnomo)
Es una persona con facultades paranormales, que pueden referirse a la capacidad de catalizar, canalizar o causar directamente un fenómeno paranormal. El concepto de niveles de causación permite salir del simplismo explicativo “mente humana que produce un fenómeno Ψ”, y adoptar una visión holística integradora. Vease Causación
Personalidad y fenómenos paranormales
La actitud respecto a estos fenómenos influye, ya que se dan con más frecuencia en personas que creen en ellos: “Creer para ver”.
Según las estadísticas, las mujeres son más propensas que los varones, sobre todo si se encuentran en la adolescencia (etapa de inestabilidad emocional). La presencia de capacidades paranormales entre miembros de una misma familia pudiera hacer pensar en un importante componente hereditario; sin embargo este mismo hecho se podría explicar desde el aprendizaje o desde una concepción trascendente de la existencia (el karma).
Se ha observado una gran producción de fenómenos paranormales en torno a personas con trastornos como la epilepsia o el Trastorno de conversión (Neurosis histérica, tipo conversión), entre otros. También se encuentran personas que han desarrollado estas facultades tras sufrir un gran trauma o después de haber vivido experiencias cercanas a la muerte.
Es frecuente también en la biografía de los psíquicos haber tenido una infancia difícil, con presencia de abusos físicos (situaciones de abandono, maltrato) y sexuales (reales, verbales o emocionales).
Es importante manifestar aquí que observaciones como las anteriores, ya sea por interpretarse toscamente (por ejemplo, experiencias infantiles traumáticas no tienen como única consecuencia posible una personalidad adulta desequilibrada: en algunos casos son estímulo hacia el crecimiento interior), por no considerar a la población general (las personas sanas no suelen reportar facultades o experiencias paranormales fuera de su círculo más íntimo), o por influencia de la limitada perspectiva psiquiátrica, han incidido en la adopción del prejuicio de que existe una relación causal entre “desequilibrio psíquico” y fenómenos parapsicológicos.
Los psiquiatras, como norma, ni siquiera se plantean la disyuntiva entre trastorno mental y capacidad psíquica. Se limitan a encasillar al “paciente” en una categoría de enfermedad y a procurar su embotamiento mental con psicofármacos.
Estas consideraciones hacen muy pertinente señalar aquí que la dotación psíquica, a diferentes niveles, está presente en gran parte de la población general, que personas perfectamente sanas y positivas tienen en algunos casos facultades muy prominentes, que van más allá de lo circunstancial, y que el desarrollo espiritual suele acompañarse de correlativas capacidades psíquicas (téngase en cuenta que en puridad, desde la concepción hermética, lo espiritual - el poder interior activado con la energía Kundalini - se puede expresar también en sentido maligno).
A medida que socialmente sea algo más conocido y aceptado, no asociado a enfermedad (locura), y a medida que sea algo experimentado desde la naturalidad (y no desde el miedo), los fenómenos paranormales tendrán una mayor presencia en la vida cotidiana.
Origen de las capacidades paranormales
La filosofía trascendental del Yoga (del sánscrito “yug”: unión, conexión, unificación) afirma que se adquieren poderes mágicos (Siddhis en el hinduismo: “logros, realizaciones”, poderes interiores, capacidades paranormales; Abhijña en el budismo) en el camino hacia el Samadhi.
La 3ª Sección de los Yoga Sutras (“Aforismos del Yoga”, texto sánscrito fundacional del Yoga compuesto por 195 aforismos compilados por Patañjali - pensador hindú cachemiro del siglo III a. C. -), con el comentario de Vyasa (personaje mitológico - sabio, escritor - de la antigüedad hindú que habría vivido entre el siglo X y el IV a. C.; la leyenda de su nacimiento se menciona en el texto épico Mahabharata, atribuido al propio Vyasa) está dedicada a los poderes mágicos.
Siddhis menores (32)
- Clarividencia (Adarsha siddhi o Divya siddhi)
- Clariaudiencia (Shravana siddhi o Divya Shravana)
- Adivinación (Pratibha siddhi)
- Hiperafia (Vedana siddhi, super sensibilidad táctil)
- Hipergeusia (Asvadana siddhi, super sensibilidad gustativa)
- Hiperosmia (Varta siddhi, super olfato)
Estos 6 siddhis se consideran los principales obstáculos para el crecimiento espiritual, ya que su uso suele vincularse al deseo, alimentar el ego (ahamkara) y generar apego, oponiéndose a la consecución de Prapatti (entrega incondicional a Dios). Este aspecto ególatra se puede reconocer en algunos grandes dotados de la historia, que se centraron en la exteriorización de sus poderes, sin una finalidad humanitaria.
Otros siddhis menores son la liberación del hambre y la sed, la liberación de los efectos del frío y del calor, la liberación de todas las emociones (Raga Dvesha), adoptar la forma física (corporal) que se desee (Kama Rupa), la muerte propia a voluntad, sólo cuando se elija libremente (Iccha Mrityu), convertir cualquier metal en oro, u obtener conocimiento de sus vidas pasadas.
Siddhis mayores (8)
- Minimización (Anima): reducir el propio tamaño tanto como se desee, incluso más allá de un átomo (paramanu)
- Ligereza (Laghima): reducir el propio peso indefinidamente, poder levitar y volar
- Expansión (Mahima): aumentar el propio tamaño infinitamente
- Alcance (Prapti): poder acceder a cualquier lugar o cosa que se desee; por ejemplo, tocar la luna con la yema de los dedos
- Voluntad irresistible (Prakamya): por ejemplo, vencer los obstáculos naturales (atravesar la tierra firme, sumergirse en el agua el tiempo que se desee, etc.)
- Control (Vasitva): el poder de controlar cualquier cosa; poder sobre los elementos de la naturaleza y su composición, sobre la voluntad de personas y animales, etc.
- Dominio (maestría, Isitrtva): el poder sobre la agregación de los elementos y los objetos hechos con ellos; el poder de crear, conservar o destruir objetos a voluntad, poder de controlar la propia apariencia, aparecer y desaparecer
- Resolución (kamavasayitva): el don del cumplimiento de cualquier deseo, la satisfacción completa
Los yoguis no desean, y no podrían, alterar, con el uso de los siddhis, la disposición del universo, ya que ésta depende de la influencia (está bajo el control) de Hiranyagarbha (literalmente “matriz áurea, huevo áureo”, germen universal, fuerza cósmica primordial) y de Isvara (“Señor, Dios”, Ser Supremo que gobierna el Cosmos). Sin embargo, podrían utilizar sus poderes en todo aquello que está fuera de la influencia de Hiranyagarbha e Isvara.
Desde la perspectiva trascendente yoguica, los siddhis sólo serían efectos del crecimiento espiritual: madurez espiritual → poderes; sin embargo, no es correcto establecer la relación a la inversa: los poderes por sí mismos no indican necesariamente una madurez espiritual correlativa.
En el Hinduismo, el poder interior es reconocido humildemente por el satgurú (maestro espiritual verdadero) que ha obtenido (a través de Nirvikalpa Samadhi) Parashiva (parasiddhi o siddhi supremo, realización del Ser, Verdad última, el Absoluto, unión mística con el Dios Shiva): aquello que está más allá del alcance de la conciencia (comprensión humana), trasciende el tiempo, la forma y el espacio y desafía la descripción. Parasiva es la meta de todas las almas encarnadas, la razón de su vida en este planeta, y el significado más profundo de sus experiencias. Es interesante que Shiva (literalmente “el auspicioso”, que presagia algo favorable), el dios de los yoguis, sea el Dios destructor del universo en la Trinidad hindú (junto a Brahma, Dios creador, y Vishnú, Dios preservador): la destrucción implica transformación (regeneración, nuevo nacimiento), y la destrucción del yo es condición para la Liberación.
Los siddhis se pueden adquirir (despiertan) de diversas formas
- Por nacimiento (Janma; facultades innatas debidas al Karma, al proceso de encarnar de una forma particular y la genética; son ejemplos la clarividencia o la telepatía).
- Uso de hierbas (drogas; Aushadhi es el método de despertar los siddhis a través de hierbas; es un método que puede ser muy rápido, aunque peligroso y poco fiable, y debe ser supervisado por un gurú): así es posible adquirir poderes paranormales a pequeña escala, como poderes de sanación, o el poder de salir del propio cuerpo (en algunos casos, en estados de estupor debidos a la administración de anestésicos como el cloroformo, o también con la aplicación de cicuta sobre todo el cuerpo); se supone que las brujas practican este método.
- De forma natural a través de la maduración espiritual (generalmente de forma accidental, o de acuerdo a las necesidades del individuo).
- Asociados al esfuerzo de la práctica espiritual yóguica (Sadhana):
Mantra Yoga
Recitación de Mantras (“Liberación de la Mente”). Un mantra es un instrumento para liberar la mente del fluyo constante de pensamientos que la confunden. Puede ser una sílaba, palabra, frase o texto, que al ser recitado y repetido lleva a la persona a un estado de profunda concentración. El mantra más famoso del budismo es el “Om mani padme hum”. Así se alcanzan poderes como la minimización o la ligereza.
Ashtanga Yoga (Yoga, Raja Yoga es un retrónimo)
En sánscrito, ashta = ocho y anga = miembro, extremidad. Patañjali menciona en los Yoga Sutras los 8 elementos, grados o pasos sucesivos del Yoga:
- Yama (Abstinencias)
- Niyama (Reglas de vida): una importante regla es la Austeridad (Tapas, ascetismo, sencillez, disciplina; así se alcanzan poderes superiores como el de resolución)
- Asanas (Posturas corporales)
- Pranayama (“Control del Prana” por medio de la respiración)
- Pradyahara (Abstracción de los sentidos)
- Dharana (Concentración, atención fija y sostenida sobre una sola cosa: objeto externo, pensamiento, la propia consciencia o el propio estado de concentración; es el estado de conciencia que precede a la meditación)
- Dhyana (Meditación, contemplación, flujo interactivo contínuo con el objeto de comprensión, estado de atención concentrada sobre alguna cosa, en el que la persona se convierte en uno con el objeto de la meditación; no hay consciencia de que se esté meditando, sólo consciencia de sí mismo y del objeto de meditación)
- Samadhi (Absorción, integración completa con el objeto de comprensión; "completa absorción" en sánscrito, Satori en el budismo zen, Iluminación espiritual, Liberación, objetivo último del hinduismo y el budismo): estado de conciencia de meditación, contemplación o recogimiento en el que se trascienden las limitaciones del cuerpo y todas las formas de conciencia, y se alcanza la unidad con lo divino; el superior y definitivo Nirvikalpa Samadhi permite a los yoguis el control voluntario de este estado de superconciencia (pudiendo entrar y salir del mismo a voluntad), así como el logro de Maha Samadhi (“gran samadhi”), que es el estado de liberación total y permanente (cesa el sufrimiento, nunca se nace de nuevo), que se experimenta después de la muerte (también llamado Nirvana, "apagado")
Samyama es la práctica sucesiva de Dharana, Dhyana y Samadhi (que difieren en el nivel de concentración), aplicándolos a un sólo objeto en un tiempo cualquiera; Patañjali la define como la “concentración perfecta”.
Condiciones (correlatos mentales y cerebrales del hecho paranormal)
Las manifestaciones paranormales vinculadas a psíquicos se producen en ciertos momentos y con unas determinadas condiciones, aunque el factor más importante parece ser el emocional y el mental (cognitivo).
Ocasionalmente, independientemente de la personalidad, en momentos concretos, cualquier persona con un estado alterado de conciencia, podría producir o potenciar esta fenomenología.
Estado alterado de conciencia (E.A.C.)
Es un estado mental de relajación profunda, o de estrés y/o emoción intensa (ver Ondas cerebrales), en el que se inhibe la conciencia y se realza el inconsciente, que es reconocido (subjetivamente o por un observador objetivo) significativamente desviado respecto al estado de vigilia normal de la persona, y que puede producirse de forma más o menos natural/artificial, o involuntaria/voluntaria: sueño, estrés (trauma), emoción intensa, trastorno psíquico, enfermedad, experiencias cercanas a la muerte (E.C.M.), trance místico (éxtasis), relajación, concentración, meditación, recitación de mantras (oraciones), cantos rituales, sonidos, música, bailes (danza), regresión, hipnosis, deprivación sensorial, máquinas emisoras de ondas electromagnéticas, drogas (fármacos).
En un E.A.C. queda relegada la lógica y el raciocinio (aumenta la emotividad), merma el autocontrol y las represiones sociales, cambia la percepción del espacio/tiempo tridimensional y el significado de las cosas, surgen otras formas de pensar y sentir, y aumenta la sugestionabilidad.
Los E.A.C. permiten la producción de fenómenos Ψ, por lo que su estudio es básico en la investigación de la fenomenología paranormal.
Deprivación sensorial
Es la reducción total o parcial de la estimulación ambiental y motora (aislamiento y reposo). Por ejemplo, a través del tanque de aislamiento o la cámara anecoica.
En un estudio muy reciente sobre los efectos psicotomiméticos (alteraciones perceptivas, cognitivas y emocionales semejantes a las que se producen en las psicosis o por acción de drogas) de la deprivación sensorial a corto plazo (Oliver Mason y Francesca Brady, del Departamento de Psicología Clínica, Educacional y de la Salud de la Escuela Universitaria de Londres - UCL -; Journal of Nervous and Mental Disease, octubre de 2009), se ha constatado que 15 minutos de deprivación sensorial son suficientes para producir “alucinaciones” (incluso en personas no propensas a tenerlas).
Los 19 voluntarios en el estudio fueron seleccionados entre más de 200 solicitantes que completaron una Escala Revisada de Alucinaciones (diseñada para determinar si las personas tienen predisposición a las alucinaciones), quedando seleccionados 9 sujetos por encima del percentil 20 y 10 por debajo.
A continuación fueron situando, de uno en uno, a los voluntarios en una silla acolchada, dentro de una cámara anecoica (completamente insonorizada por debajo del umbral de audición, y también bloqueada de cualquier fuente de luz), durante 15 minutos, tiempo durante el cual muchos de los sujetos reportaron “alucinaciones”, “delirios” (ideas delirantes; creencias falsas refractarias a la argumentación lógica), hiperestesia (hiperosmia), “paranoia” (trastorno delirante; delirios autorreferentes), o un estado de ánimo depresivo. Los voluntarios podrían haber utilizado el botón de pánico para ser liberados inmediatamente de la cámara, pero ninguno lo hizo.
Tras el experimento completaron un Inventario de Estados Psicotomiméticos (desarrollado originalmente para estudiar las experiencias de los usuarios de drogas recreativas: éxtasis, ketamina, flunitrazepam - Roche -, speed, LSD) para determinar si habían experimentado “alucinaciones” u otras experiencias que asemejaran psicosis.
De los 9 voluntarios que obtuvieron puntuaciones elevadas en el primer cuestionario, casi todos reportaron haber experimentado algo “muy especial o importante” (en este caso, las comillas son de los autores del estudio), durante la estancia en la cámara. Seis vieron objetos que no estaban allí, cinco tuvieron alucinaciones de caras, cuatro reportaron una sensación olfativa aumentada (hiperosmia), y dos sintieron que había una presencia maligna en la cámara con ellos.
Los 10 voluntarios que tenían puntuaciones más bajas en el cuestionario (con menos propensión a las alucinaciones), también reportaron experimentar alucinaciones y delirios, aunque en menor grado que en el otro grupo.
Uno de los investigadores, el psicólogo Oliver Mason, dijo que los resultados del experimento apoyan la idea de que las alucinaciones se producen a través de lo que los científicos llaman monitoreo defectuoso de fuente (faulty source monitoring): el cerebro identifica erróneamente la fuente de sus propios pensamientos situandola fuera del cuerpo. Mason no estaba sorprendido por tan drásticos resultados después de tan poco tiempo, diciendo que el efecto de inducción de psicosis de la deprivación sensorial es análogo al efecto de drogas como el cannabis y la ketamina, especialmente en personas propensas a la psicosis. Los resultados pueden ser importantes porque sugieren que la enfermedad mental y la normalidad están en un continuo... (este comentario me suena al atisbo de un redescubrimiento de América). La investigación futura prevee estudiar los efectos de la deprivación sensorial en consumidores de drogas recreativas y personas con esquizofrenia.
Quizás se hayan preguntado por qué me he querido extender generosamente en la exposición de un estudio que, si bien es tremendamente interesante y ha producido unos contundentes resultados, no parece tener una relación directa con el tema que nos ocupa en esta página, dedicada a los fenómenos paranormales: sería así si se aceptara la prejuiciosa y vacía interpretación de los autores. Prejuiciosa porque se parte de la idea única de que las alteraciones de conciencia producidas son un fenómeno autista producto de una anomalía cerebral (interpretación que reproduce la muy manida explicación psiquiátrica), y vacía porque una etiqueta como “monitoreo defectuoso de fuente” se queda nada más que en eso: decir lo mismo de otra forma, sin ofrecer una explicación.
Si durante la descripción del estudio he entrecomillado los términos “alucinaciones”, “delirios” y “paranoia” es para señalarles que la interpretación psiquiátrica de las vivencias de los sujetos del estudio es realmente gratuita, puesto que no se puede descartar una explicación alternativa realmente apasionante: la deprivación sensorial produce un estado alterado de conciencia que permite la liberación de facultades paranormales y el contacto con otras dimensiones (planos de existencia).
Es conocido, por ejemplo, el hecho de que existen percepciones auditivas extrasensoriales habituales (etiquetables, desde la psiquiatría, y en beneficio de las farmaceúticas, como “alucinaciones” dentro de un cuadro esquizofrénico) en bastantes personas que no son esquizofrénicas, tienen una vida normal y no tienen ningún problema mental: o sea, personas psicológicamente sanas con facultades de Clariaudiencia. Cabe mencionar también la facultad de los médiums para contactar (visualizar) a seres fallecidos. Es muy conocida la médium sensitiva Anne Germain, pero les aseguro que los casos de personas con facultades de este tipo no se limitan a personajes famosos.
Ondas cerebrales
Radiaciones electromagnéticas de baja frecuencia, medidas en ciclos por segundo (hertzios), detectadas por electroencefalograma (EEG), y cuya tensión eléctrica (voltaje) se mide en microvoltios (1 μV = 0,000001 V). Se relacionan con el estado anímico y físico de las personas. Respecto a la fenomenología paranormal, son las alfa y las beta las más comunmente relacionadas.
Las células del cerebro se comunican entre sí produciendo pequeños impulsos eléctricos. En un EEG, esta actividad eléctrica tenue se mide colocando electrodos en el cuero cabelludo (entre 16 y 25 discos metálicos planos), que se conectan por medio de cables a un amplificador y a una máquina de registro, que convierte los impulsos eléctricos en patrones de líneas onduladas.
La actividad cerebral implica, asimismo, una emisión o recepción de ondas electromagnéticas respecto al exterior (asemejando una estación de radio), que sería el correlato físico del fenómeno Ψ.
Los estados mentales están asociados, de forma automática, con las ondas cerebrales, y ambos con la realización de diferentes funciones mentales como sueño, concentración, memoria, etc.
En general, el tránsito de un tipo de onda cerebral a otra se produce mecánicamente, fuera del control voluntario.
Los yoguis, por medio de la concentración y la meditación, acceden a los estados alfa, theta y delta, lo que les permite influir sobre las funciones fisiológicas involuntarias. Los experimentos científicos realizados con el yogui Swami Rama (fallecido el 13 de noviembre de 1996) demostraron su gran capacidad para inducir progresivamente las ondas alfa, theta y delta, manteniéndose consciente en todo momento. Una vez finalizado el experimento, Swami Rama recordaba perfectamente los comentarios que hicieron los investigadores, mientras su cerebro emitía ondas delta.
Uno de los métodos más sencillos y efectivos de inducir voluntariamente determinadas ondas cerebrales, y estados de conciencia afines, es mediante el sonido (música, tonos, vibraciones). A eso se debe el uso de cánticos (mantra Hare Krishna), plegarias con sonidos repetidos (letanías del rosario), himnos (nacionales, políticos), sonido de campanas, tambores, etc., de los cuales se han valido todas las religiones, filosofías o grupos sociales organizados, a través de la historia.
Actualmente existen también diferentes aparatos generadores de ondas que armonizan el ritmo de las ondas del cerebro.
Ondas Delta (1-3 Hz, amplitud máxima, 10<50 μV)
Se generan principalmente en el sueño profundo (sin sueños; fase 4 del sueño, y también en la fase 3 de transición hacia el sueño profundo), estados de trance e hipnosis, y meditación profunda. La mente opera de forma totalmente integrada, con el hemisferio cerebral derecho en plena actividad. Es el ritmo dominante en los recién nacidos hasta un año de edad.
Resultan de gran importancia en los procesos curativos y en el fortalecimiento del sistema inmunitario.
Es extremadamente raro experimentar este tipo de ondas de forma consciente. Si se consigue entrar y permanecer consciente en el nivel delta, se alcanza el estado de Turiya (literalmente “el cuarto” estado de conciencia): estado de superconciencia que trasciende los estados de vigilia, sueño profundo (sin sueños) y sueño, donde desaparecen las barreras entre consciente, preconsciente e inconsciente, y en el cual se alcanzan los diferentes tipos de Samadhi, incluido el superior y definitivo Nirvikalpa Samadhi; es un estado de conciencia pura, de conocimiento sin conciencia de nada particular (sin conciencia cognoscitiva), pero plenamente consciente en Sí.
Ondas Theta (4-7 Hz, 50<100 μV)
Se producen durante el sueño (adormecimiento: fase 1, sueño ligero: fase 2, fase REM: fase 5), bajo anestesia, relajación profunda (entrenamiento autógeno), yoga, o en meditación profunda. En este estado, donde se equilibran los hemisferios cerebrales, existe una mayor capacidad de aprendizaje, una desinhibición de la memoria (asociación de ideas), y de la fantasía, imaginación e inspiración creativa, y pueden darse fenómenos de percepción extrasensorial (contacto con otras dimensiones).
Esta frecuencia cerebral ofrece la oportunidad de aumentar el conocimiento de nuestra personalidad accediendo a nuestro inconsciente. Se puede presentar en discípulos de Zen, monjes budistas o religiosos cristianos durante sus meditaciones, cantos u oraciones.
Ondas Alfa (8-13 Hz, Ondas de Berger, 100<150 μV)
Se registran (especialmente en el lóbulo occipital, corteza visual) en el adormecimiento (fase 1 del sueño), con los ojos cerrados, momentos antes de conciliar el sueño, en estados de relajación y en algunos estados de meditación. Ambos hemisferios se integran, uniendo pensamiento concreto y analítico (h. izquierdo) con pensamiento abstracto y creativo (h. derecho), lo que nos sitúa en la frontera entre lo consciente y lo inconsciente, ampliándose nuestro potencial mental.
Mentalmente se asocian a bienestar, tranquilidad, relajación agradable, despreocupación, optimismo, concentración sin esfuerzo, claridad mental (mayor capacidad para resolver conflictos y problemas), aumento de la sugestionabilidad (respecto a influencias externas o autosugestivas), creatividad, y un sentimiento de integración de cuerpo y mente.
Durante la emisión de las ondas alfa la mente racional y los sentidos disminuyen su actividad, desinhibiéndose parte del potencial latente cerebral. Este estado (al que puede accederse voluntariamente) está asociado a la manifestación de fenómenos paranormales voluntarios, suaves y controlados (percepción extrasensorial).
Ondas Beta (14-28 Hz, 150<200 μV)
Se emiten profusamente estando despierto y consciente, y también en la fase REM de sueño (fase 5), prevaleciendo el hemisferio izquierdo. Predominan cuando se realiza algún trabajo físico o mental, correlacionando con la dificultad de la tarea. Se asocian al estrés y a la emoción (ver Emociones básicas).
El estado beta se asocia, en la fenomenología paranormal, a manifestaciones bruscas (violentas), ocasionales e incontroladas (psicorragía esporádica), y de poca duración, pertenecientes al grupo de los fenómenos parafísicos.
Ondas Gamma (Ram-Alta; 29> Hz, amplitud mínima, 200> μV)
Expresan una activación neuronal excepcional, referida a un estado de intenso estrés, de confusión, o también a momentos de creación o resolución de problemas. No aparecen durante el sueño.
Clasificación de los fenómenos paranormales
Considero útil la clasificación que hace la Parapsicología de los fenómenos paranormales, teniendo en cuenta que estas categorías no deben presuponer que la mente humana sea la única causante de los mismos.
Fenómenos parapsíquicos (de efectos psíquicos, subjetivos, Psi-Gamma)
Fenómenos parafísicos (de efectos físicos, objetivos, Psi-Kappa)
Fenómenos parabiológicos (de efectos biológicos, Psi-Delta)
- Parapsicobiológicos
- Parafisiobiológicos
Interpretación de un fenómeno paranormal
La ciencia oficial va refrendando paulatinamente diferentes campos del conocimiento esotérico (la técnica GDV es un excelente ejemplo; vease también la afinidad entre el conocimiento actual sobre el Universo y la concepción hermética sobre el mismo, en El Todo). Afortunadamente hoy en día no existe ya la quema de “brujas”, cada vez se está poniendo más de manifiesto que la medicina oficial tiene demasiadas deficiencias, y que su utilidad se limita sólo a un cierto ámbito de la Salud, y el conocimiento social de las facultades paranormales está permitiendo que personas sanas con capacidades extraordinarias no caigan atrapadas en el oscuro pozo de la manipulación psiquiátrica (aun en casos de correcto diagnóstico, incluidas las psicosis, los psicofármacos son ineficaces y severamente dañinos, y se pueden sustituir beneficiosamente por plantas medicinales).
Les propongo aquí un esquema explicativo de los fenómenos paranormales que tiene en cuenta el conocimiento vivencial de dotados psíquicos, es coherente con innumerables hechos recopilados a lo largo de la historia por diferentes investigadores, y tiene el respaldo de la tradición esotérica.
¿Qué seres intervienen en la creación de un fenómeno paranormal?
Vegetales
Animales* (en el caso de Guías espirituales, éstos pueden adoptar esta forma)
Humanos (hombre común encarnado)
Extraterrestres* (en el caso de Guías espirituales, éstos pueden presentarse de esta forma)
Almas* (almas de humanos atrapadas en el Plano Astral, o ascendidas que contactan con los vivos)
Elementales (Espíritus de la Naturaleza)
Místicos* (encarnados o no): entre ellos los Maestros espirituales y los Santos
Maestros Ascendidos (Maestros de Sabiduría)*, algunos de los cuales son Avatares (encarnaciones de Dios que crean civilizaciones o fundan doctrinas espirituales)
Devas (Espíritus de la Tierra y Devas excelsos)
Ángeles*
Espíritus puros (el más excelso es el Espíritu Santo)
Dios (Ser Supremo)
* En éstas categorías, algunos seres son Guías Espirituales de naturaleza sutil (no encarnados), una función con una influencia muy relevante en la producción de fenómenos paranormales
2. Planos de Existencia (Dimensiones)
¿En qué plano de existencia habitan los seres que intervienen en la creación de un fenómeno paranormal? (la referencia es Francisco Redondo Segura y su obra “La Luz Diamantina”)
1) Físico
2) Astral (Emocional, de Deseos)
3) Mental
4) Búdico (Intuicional)
5) Átmico (Nirvánico)
6) Monádico
7) Divino (Ádico)
¿A qué nivel de causación intervienen los seres implicados en un fenómeno paranormal?
1) Catalización (hacer posible, o favorecer, el fenómeno)
2) Canalización (intervenir como vehículo directo de expresión del fenómeno)
3) Causación origen
¿Qué grado de voluntariedad hay en los seres implicados en un fenómeno paranormal respecto a su creación? (la dicotomía sería arbitraria)
1) Fenómenos involuntarios
2) Fenómenos voluntarios
5. Motivación (deseo, intención)
¿Cual es la intención de los seres implicados en un fenómeno paranormal respecto a su ocurrencia?
1) Fenómenos inmotivados (expresivos)
2) Fenómenos motivados: concretar fin