Es una experiencia subjetiva de sobrecarga (física, emocional, cognitiva), frente a una situación que rompe la estabilidad psicosomática, y se prolonga en el tiempo (J.M.M.V.).

Habría por tanto 3 tipos de estrés: físico (correr un maratón), emocional (la muerte del cónyuge) y cognitivo (estudiar para un examen sólo la noche antes), viviéndose una cierta combinación entre ellos.

En esta definición está implícita la idea de “capacidad de adaptación” (recursos físicos, emocionales, cognitivos), suponiendo la situación estresante una sobreexigencia a la misma, que se expresa en síntomas físicos (taquicardia, hipertensión, dolor de cabeza, dolores musculares, fatiga, etc.), emocionales (ansiedad, depresión, irascibilidad, inestabilidad, culpa, etc.) o cognitivos (problemas de memoria, falta de concentración, lentitud, hastío, errores cognitivos, etc.).

Queda así muy comprensible tanto la subjetividad de la vivencia de estrés, como la forma óptima de tratarla, para evitar que los mismos (o similares) estresores aparezcan o produzcan sobrecarga: reforzamiento físico, emocional o cognitivo, para aumentar la capacidad de adaptación. La ubicuidad de lo mental hace que la Psicología tenga presencia en todos estos campos, correspondiendo especialmente a la Psicoterapia el tratamiento del estrés emocional (ya se trate de Terapia Online o Presencial)

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Hay una serie de acontecimientos vitales, considerados más o menos graves, que a la mayoría de la gente le producen un nivel de estrés correlativo a ésta gravedad supuesta.

Ésta es la idea de la Escala de estrés psicosocial de Holmes y Rahe (1967), que recoge 45 situaciones, con una puntuación asociada desde 100 hasta 11. Les transcribo algunas:

1. Muerte del cónyuge (100)

2. Separación o divorcio (70)

3. Proceso judicial o problemas legales, con posible encarcelamiento (68)

4. Muerte de un familiar cercano (65)

6. Contraer matrimonio (50)

8. Retiro laboral (45)

9. Reconciliación con el cónyuge (45)

15. Cambio brusco de las finanzas familiares, en más o en menos (38)

20. Cambio radical, en más o en menos, en el número de disputas familiares (35)

28. Peleas o desacuerdos con vecinos o familiares no residentes en la casa familiar, o desaparición de un estado de conflictividad habitual (28)

32. Peleas o desacuerdos con colegas y compañeros de trabajo, o desaparición de un estado de conflictividad habitual (26)

39. Modificaciones en la vida social, en más o en menos, aparte de los posibles cambios en las costumbres o hábitos personales (20)

43. Vacaciones fuera de casa (15)

44. Fiestas de Navidad y Reyes, o su equivalente (13)

45. Problemas legales menores, incluyendo sanciones de tráfico (11)

Si se fijan en varias de éstas situaciones (desde la 6 hasta la 44) verán que la potencialidad de las mismas para causar estrés está más asociada a la ruptura de una estabilidad o rutina que a la positividad o negatividad de las mismas. Y lo que para una persona es estabilidad, para otra puede ser inestabilidad. Detrás está la biografía individual y la personalidad. Ver también Trastornos gastrointestinales/Apendicitis/Causas/Estrés


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