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Es el conjunto de trastornos que afectan la capacidad del corazón para funcionar normalmente, ya sean alteraciones del corazón mismo o del resto del sistema cardiovascular. Se producen por 3 mecanismos físicos relacionados con la presión arterial:

Vasoconstricción

Es una respuesta corporal producida por el SNA Simpático, ante situaciones de estrés o tensión emocional. La vasoconstricción provoca un aumento de la presión arterial.

Arterioesclerosis

Es un endurecimiento y engrosamiento de las arterias, con pérdida de su elasticidad. Es la respuesta de los vasos sanguíneos a una presión alta continuada.

En estas arterias rígidas se fijan con facilidad las grasas que circulan en exceso por la sangre (colesterol LDL), formando, con el tiempo, placas de ateroma, que producen un estrechamiento del interior del vaso (ateroesclerosis), y un tipo de hipertensión secundaria.

Estas alteraciones, cuando afectan a las arterias coronarias, y las incapacitan para suministrar suficiente oxígeno al corazón, son la causa más frecuente de la cardiopatía isquémica (enfermedad cardíaca), un conjunto de enfermedades del corazón que incluye la angina de pecho, el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y la muerte súbita.

Sobrecarga del corazón

Los estados emocionales afectan al corazón a través del SNA Simpático: una taquicardia continuada produce hipertensión.

La hipertensión produce un mayor trabajo del corazón, sobre todo del ventrículo izquierdo, lo cual, con el tiempo, lleva a la pérdida de la función cardíaca, ya sea por una complicación cardiovascular, ya sea por un acortamiento de la vida del órgano.

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Hipertensión

Síntomas: Hipertensión acelerada

Causas

Herencia

Raza

Sexo: Preeclampsia, Eclampsia

Edad

Sobrepeso: Ejercicio físico aeróbico

Nutrición

Alimentación predisponente:

Colesterol, Ateroesclerosis

Alimentación preventiva y correctiva

Drogas sociales

Estrés

Personalidad: Psicodinamia

Riesgos de la hipertensión

Enfermedad Vascular Periférica

Impotencia

Retinopatía hipertensiva

Hipertensión pulmonar

Insuficiencia renal

Accidente cerebrovascular

Cardiopatías

Arritmia cardíaca

Ciclo cardíaco

Sistema eléctrico del corazón

Causas de arritmia

Fibrilación ventricular: Desfibrilación

Cardiopatía hipertensiva

Angina de pecho

Infarto de miocardio

Insuficiencia cardíaca

Muerte súbita

Causas

Enfermedad cardíaca

Cardiopatía hipertensiva

Miocardiopatía dilatada

Miocardiopatía hipertrófica

(Síndrome del corazón de atleta)

Síndrome de Brugada

Displasia arritmogénica de ventrículo derecho

Síndrome de muerte súbita del lactante

PrevalenciaHipertensiónMuerte súbita

MortalidadTrastornos cardiovasculares

Hipertensión

La hipertensión arterial es una persistente presión arterial, sistólica o diastólica, igual o mayor de 140/90 mm de mercurio (mmHg). Se habla de prehipertensión si los valores están entre 120/80 y 139/89. Los valores normales están entre 90/60 y 119/79. Se trata de hipotensión si la presión arterial es igual o inferior a 89/59. La primera cifra, la máxima, se refiere a la presión arterial sistólica (que es la presión de la sangre sobre la pared de los vasos sanguíneos, producida por la contracción del corazón en la fase de sístole), la segunda es la presión arterial diastólica (que es la presión cuando el corazón está en diástole, entre latidos).

Los valores de la presión arterial (normalmente llamada "tensión", y expresada con 2 números, de 1 o 2 cifras) dependen de la edad (aumentan con el envejecimiento), del sexo (son menores en las mujeres), del momento del día (los valores más bajos se registran durante el sueño), o de la temperatura (el frío aumenta la presión sanguínea).

Síntomas

Normalmente no se acompaña de síntomas, por lo que la única forma de saber que se tiene hipertensión es la toma de la presión arterial. Por ésta razón, y por su peligro, incluso mortal, se le llama "la muerte silenciosa".

Los casos en que se presentan síntomas, son propios de una hipertensión especialmente grave, y de emergencia, llamada hipertensión acelerada (también llamada "maligna"), que se define como presión arterial muy alta con inflamación del nervio óptico (papiledema).

En éstos casos puede haber una serie de síntomas como los siguientes:

- Distorsión de la visión (visión borrosa o visión de luces), zumbidos en los oídos, hemorragia nasal, dolor de cabeza, fatiga, convulsiones, oliguria (excreción de orina menor de medio litro en 24 horas)

- Palpitaciones (percepción del latido cardíaco), sacudidas del corazón o taquicardia, sudoración, dificultad para respirar, opresión o dolor en el pecho (tórax), con frecuencia en la zona del corazón, náuseas (ganas de vomitar) o vómitos, mareo, sensación de inestabilidad o de pérdida de conciencia, confusión, parestesias (sensación de adormecimiento o cosquilleo en alguna zona del cuerpo, sobre todo extremidades) y sofocaciones (oleadas de calor hacia la cara)

La hipertensión acelerada asemeja bastante una crisis de angustia, como pueden ver en la segunda agrupación de síntomas (todos ellos presentes en la crisis de angustia).

Causas (factores asociados a la hipertensión primaria)

En el 90% de los casos se habla de hipertensión esencial, primaria o idiopática, es decir, su causa física específica se desconoce (a pesar de su clara asociación con una serie de factores bien conocidos). En la hipertensión secundaria se conoce la causa (ya sea un trastorno endocrino o renal, el embarazo, el colesterol alto, o el uso de drogas o fármacos), y cuando deja de estar presente, la hipertensión desaparece.

Herencia

Los estudios familiares, de gemelos, y de adopción, dan un componente hereditario significativo en los niveles de presión sanguínea e hipertensión. En estudios de gemelos se habla de una heredabilidad de la presión arterial de un 60% en hombres, y de un 35% en mujeres.

Según una investigación iniciada en 1947, con 1160 varones de raza blanca (estudiantes de medicina), y desarrollada a lo largo de 54 años por científicos de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, EE.UU., la probabilidad de desarrollar hipertensión aumenta en un 50% si la madre es hipertensa, en un 80% si es el padre, y supera el 140% si los dos progenitores tienen hipertensión.

La probabilidad de desarrollar hipertensión puede ser hasta 20 veces superior a la población general si se desciende de dos personas que han desarrollado la enfermedad antes de los 35 años.

Raza

En Estados Unidos, la prevalencia de hipertensión arterial es un 50% mayor en personas de raza negra que de raza blanca. En la raza negra la hipertensión aparece antes, es generalmente más grave, y produce mayor mortalidad de infarto, fallo cardíaco, hipertrofia del ventrículo izquierdo, e insuficiencia renal terminal.

Sexo

La secreción de estrógenos, a lo largo de la edad fértil de la mujer, la protege frente a las enfermedades cardiovasculares.

Es por esta razon que la hipertensión es más frecuente en hombres, que en mujeres en edad fértil, y más frecuente en mujeres a partir de los 50 años, coinicidiendo con la llegada de la menopausia (que ocurre entre los 45 y los 55 años más o menos).

Las píldoras anticonceptivas aumentan el riesgo de hipertensión.

En alrededor de un 10% de los embarazos se da preeclampsia:

También llamada toxemia del embarazo o hipertensión inducida por el embarazo, es la presencia de hipertensión arterial y elevados niveles de proteína en la orina, con síntomas como la hichazón de manos y cara (edema), o dolores de cabeza. Normalmente se da en el segundo y tercer trimestre y después de la semana 32. Es mucho más frecuente en el primer embarazo (85% de los casos) y cuando la embarazada tuvo preeclampsia en un embarazo previo, y es más frecuente en embarazos múltiples, obesidad, edad mayor de 35 años, hipertensión previa, diabetes, insuficiencia renal, enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso, en pacientes con trombofilias (propensión a desarrollar trombosis - coágulos sanguíneos -) y en mujeres en cuyas familias ha habido casos de preeclampsia (riesgo 4 veces mayor). Las mujeres de raza negra tienen el doble de riesgo de tener preeclampsia.

La única forma efectiva de resolver la preeclampsia es dar a luz. Es posible también desarrollar preeclampsia después del parto, hasta un período de 6 a 8 semanas después del alumbramiento.

El riesgo para la madre en la preeclampsia es la disfunción terminal de un órgano, una hemorragia cerebral, y desarrollar eclampsia (preeclampsia con episodios de convulsiones generalizados, que es especialmente grave ya que pueden aparecer anomalías en gran parte de los órganos y sistemas del organismo del feto, pudiendo llegar a morir.

Edad

El envejecimiento va asociado a una mayor rigidez de los vasos sanguíneos, al aumentar el número de fibras de colágeno en las paredes arteriales. Al reducirse la elasticidad, el área seccional del vaso se reduce, creando resistencia al flujo sanguíneo, lo cual se compensa con el aumento de la presión arterial.

La aorta (arteria principal del corazón) se hace más gruesa y más rígida, con lo que aumenta la presión sanguínea.

Los baroreceptores (receptores de la presión sanguínea) se hacen menos sensibles con la edad.

Sobrepeso

El aumento de peso se acompaña de elevación de la presión arterial: un aumento de 10 kg en el peso corporal conlleva una elevación de 3 mmHg en la presión sistólica (máxima) y de 2,2 en la diastólica (mínima).

Hay el doble o triple de hipertensos entre personas obesas que entre personas con un peso normal.

Es consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta de alimentos y el gasto energético. La práctica habitual de ejercicio físico, sobre todo aeróbico, es muy importante.

Ejercicio físico aeróbico

Es cualquier tipo de ejercicio practicado con intensidad moderada durante un tiempo prolongado, lo que hace mantener una frecuencia cardíaca más elevada. En este tipo de ejercicio se usa el oxígeno para "quemar" grasas y azúcar (Aeróbico significa literalmente "con oxígeno", y hace referencia al uso de oxígeno en los procesos de generación de energía de los músculos).

Son ejercicios aeróbicos pasear, correr, hacer bicicleta, nadar o remar.

Previene y reduce el sobrepeso, la presión arterial y el colesterol alto, previene la diabetes y fortalece el corazón.

Si se trata de footing, media hora de carrera suave, 2-3 días por semana es suficiente para la mayor parte de las personas.

Nutrición

Alimentación predisponente a la hipertensión:

- El consumo excesivo de sal conlleva una mayor retención de líquidos, que produce una presión sobre las arterias, que aumenta la presión arterial. Las necesidades diarias de sal están alrededor de medio gramo al día (media cucharadita), pero en una dieta occidental normal se consume ocho veces dicha cantidad (entre el salero y alimentos ricos en sodio).

- Un exceso de grasas saturadas, presentes en los alimentos de origen animal, aumenta el nivel de colesterol LDL en la sangre, que puede dar lugar a ateroesclerosis, y diferentes trastornos cardiovasculares, a la vez que es responsable de la obesidad.

  Colesterol

  Es un lípido (grasa) imprescindible para el organismo: es un componente muy importante de las membranas celulares, y es necesario para producir la vitamina D (esencial en el metabolismo del calcio), las hormonas sexuales (progesterona, estrógenos y testosterona), las hormonas suprarrenales (adrenalina, cortisol y aldosterona) y las sales biliares (necesarias para la absorción de grasas y la excreción de colesterol corporal).

  Es distribuido por el organismo a través de la sangre, para lo cual se combina con las proteínas, formando lipoproteinas (compuestos de grasas y proteínas solubles en sangre) de 2 tipos (a mayor densidad menor contenido en grasa):

  - Lipoproteínas de alta densidad (HDL)

    Se sintetizan en el hígado y salen al torrente sanguíneo con el fin de recoger el exceso de colesterol de los tejidos corporales y arterias, transportándolo al hígado para su excreción. Éste es el sentido de la inexacta expresión "colesterol bueno", en referencia a la función protectora de las lipoproteínas HDL.

    Los hombres suelen tener un nivel notablemente inferior de HDL que las mujeres, por lo que tienen un riesgo superior de enfermedades cardiovasculares.

    Las altas concentraciones de HDL en sangre (iguales o superiores a 60 mg/dl) tienen un carácter protector contra la hipertensión y las enfermedades cardíacas.

  - Lipoproteínas de baja densidad (LDL)

    Transportan el colesterol desde el hígado al resto del cuerpo, para realizar toda una serie de funciones imprescindibles, antes mencionadas. Es inexacto, por tanto, hablar de "colesterol malo" puesto que la nocividad de éste colesterol es sólo por su exceso.

  El colesterol es necesario para el organismo, sin embargo, el hígado lo produce constantemente, en la medida necesaria, a partir de hidratos de carbono y ácidos grasos (no necesariamente saturados), no siendo en absoluto necesario su incorporación a través de alimentos de origen animal (la única fuente externa de colesterol).

  El exceso de colesterol LDL en la sangre se va adhiriendo paulatinamente a las paredes de los vasos sanguíneos, formando, con el tiempo, placas de ateroma, que producen un estrechamiento del interior del vaso, dificultando la circulación de la sangre (es la llamada ateroesclerosis), y produciendo un tipo de hipertensión secundaria.

  El colesterol total deseable debe ser inferior a 200 mg/dl (miligramos por decílitro), y el LDL debe ser inferior a 100.

  Prolongados niveles altos de colesterol en sangre, por encima de las anteriores cifras, producen hipertensión, por lo que los riesgos que conlleva la hipercolesterolemia se solapan con los de la hipertensión:

  Trombosis o embolia arterial

  Accidentes cerebrovasculares

  Arritmias cardíacas

  Enfermedad cardíaca: angina de pecho, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y muerte súbita

  Estos trastornos se pueden dar hasta diez años después de la determinación de hipercolesterolemia, tal como demostró el estudio de Framingham iniciado en 1948.

  Siete de cada diez personas mayores de 45 años tienen el colesterol alto.

- Consumir muchos alimentos ricos en azúcar o glúcidos (dulces) predispone a la diabetes y a problemas de riñón, que pueden ser responsables de la hipertensión, a la vez que contribuye a la obesidad.

Alimentación preventiva y correctiva de la hipertensión:

- Moderado o nulo consumo de sal, y consumo de alimentos ricos en potasio (que contrarresta el sodio - sal - y favorece la eliminación de líquido sobrante del organismo, lo que reduce la presión arterial), por ejemplo, lechugas, patatas, tomates, calabacines, espinacas, espárragos, guisantes o frutas como los melocotones, albaricoques, uvas y plátanos.

- Consumo de alimentos ricos en ácidos grasos esenciales (un tipo de ácidos grasos insaturados; llamados esenciales porque el organismo no los puede sintetizar, por lo que deben obtenerse a través de la dieta) omega-3 y omega-6, que reducen el exceso de colesterol, previenen la obstrucción de las arterias y facilitan el flujo sanguíneo. Por ejemplo nueces, almendras, cacahuetes, pipas de girasol, o de linaza, y aceite de maiz, linaza, girasol, o soja.

  Para los fieles a la alimentación omnívora tradicional, es recomendable el consumo de algunos pescados que contienen aceites esenciales y reducen la presión arterial, como el pescado azul, sardinas, atún, caballa, pez espada, bacalao, salmón, rodaballo, camarones, trucha o arenques.

- Alimentos ricos en vitamina C, que son muy efectivos para bajar la presión arterial. Por ejemplo, la acerola, el escaramujo, los pimientos, el kiwi o los cítricos.

- Consumo de alimentos ricos en calcio (que ayuda a mantener un equilibrio entre el sodio y el potasio). Por ejemplo, el brócoli, las coles, las judías secas, los cereales integrales (sobre todo la avena), los frutos secos (sobre todo las almendras y los higos secos), el tofu (queso fresco de soja), y muy especialmente las semillas de sésamo.

  No es que se me haya olvidado la leche de vaca, lo que ocurre es que si usted no tiene interés en favorecer un negocio como el de la industria láctea, y prefiere tener buena salud, haga caso omiso de la tremenda publicidad que avala éste negocio (también tremenda mentira...), y también del prejuicio social que asocia el calcio con la leche (ver Mitos alimentarios/Leche, calcio y vitamina D).

- La vitamina D (vitamina solar, calciferol) es esencial para la regulación del nivel de calcio y fósforo en la sangre, y para el crecimiento y mantenimiento de los dientes y huesos, al permitir (junto a la paratohormona, segregada por las glándulas paratiroides) la absorción y fijación del calcio y fósforo.

  Puede ser absorbida, a partir de los alimentos, en el intestino delgado, o puede ser formada en la piel cuando ésta se expone a los rayos ultravioleta de la luz solar: tomar sol 30 minutos al día es suficiente para que un adulto prescinda del aporte dietético de vitamina D. La pigmentación de la piel influye: la piel oscura, o de color, deja pasar menos los rayos ultravioleta y sintetiza menos vitamina D.

  El sol es la mejor fuente de vitamina D. Si dejamos a un lado las fuentes directas animales, productos animales como la yema de huevo, los quesos o los yogures, y productos vegetales como los derivados de la soja (leche de soja, por ejemplo), germen de trigo, cereales de desayuno o margarina, tienen un contenido suficiente de vitamina D.

  El aceite de hígado de bacalao tiene un alto contenido en vitamina D, pero su alto contenido en vitamina A tiene un efecto negativo sobre el metabolismo óseo (ver Mitos alimentarios/Leche, calcio y vitamina D).

Para personas que ya han desarrollado una hipertensión, hay algunos alimentos especialmente importantes que reducen la presión arterial: el ajo, el tomate, el apio, la zanahoria, las coles y los brócoli.

De todo lo expuesto, se infiere que la alimentación debe tener un contenido muy elevado de frutas y verduras, con alimentos ricos en fibra, calcio, potasio, vitamina C y acidos grasos esenciales. Una dieta vegetariana, y tomar el sol (lo justo), sería lo más eficaz para el tratamiento de esta enfermedad. Se ha demostrado en estudios comparativos que los vegetarianos poseen unos índices menos elevados de presión arterial. Yo puedo dar fe, desde el año 1973 (desde los 10 años), que en absoluto es necesario comer carne o pescado. Los perjuicios son en cambio bien conocidos. Mi médico de cabecera puede dar fe de que no nos conocemos...

Drogas sociales

Según un reciente estudio de la Universidad de Bristol, liderado por la Dra. Sarah Lewis, del departamento de Medicina Social, el vínculo entre el alcohol y la presión arterial puede ser mayor de lo que sugieren estudios anteriores (PloS Medicine, 04/03/2008): el riesgo de desarrollar hipertensión se duplica entre los bebedores habituales y se incrementa en un 70% entre los ocasionales. Beber con moderación no es indiferente (ni beneficioso, como sugerían algunos estudios anteriores), según éste estudio, respecto a padecer de hipertensión.

Otras investigaciones han señalado el consumo de alcohol, el tabaquismo y los antecedentes familiares de hipertensión como los factores de riesgo más importantes.

Un trabajo de revisión, elaborado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland (EE.UU.), publicado en la revista Hypertension, también relacionaba la presión sanguínea elevada con otra bebida común: el café. Una ingesta de café superior a cinco tazas diarias aumenta enormemente la presión sanguínea. Habría que consumir no más de 2-3 cafés al día (mejor ninguno, claro está).

Ver definición de Droga y Escala de nocividad de las drogas en Las Drogas sociales

Estrés

Ante el estrés, el aumento de la presión arterial es normal, ya sea para huir y correr mejor (por miedo) o para enfrentarse al peligro y luchar mejor (por ira).

Sin embargo, el estrés prolongado puede causar un aumento sostenido de la frecuencia cardíaca, hipertensión arterial y alteraciones metabólicas, debido al exceso de secreción de catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina): aumentan los niveles de azúcares y grasas (colesterol LDL) en sangre y hay una tendencia al sobrepeso y la obesidad.

Situaciones vitales como cambios en la estructura familiar, pérdidas de un ser querido, situaciones de sobrecarga de trabajo o desempleo, se asocian con frecuencia a patología cardíaca. Ver El Estrés

Personalidad

Es un factor clave, aglutinador de importantes factores modificables de la hipertensión: sobrepeso, nutrición, drogas y estrés. Lo que somos se manifiesta en nuestro físico, en lo que comemos y bebemos, en las sustancias nocivas que incorporamos, y en la vivencia del estrés, y la predisposición al mismo.

Si se ha desarrollado una hipertensión primaria, algo hay que modificar en la personalidad para afrontarla y alcanzar un equilibrio. Es posible, pero difícil. Desde luego, es más cómodo "confiar" en un medicamento hipertensivo, aunque es posible que, en poco tiempo, nos demos cuenta de que no compensa: con frecuencia los antihipertensivos producen, entre otros efectos secundarios, alteraciones psicopatológicas, sobre todo trastornos depresivos.

El mejor tratamiento es siempre prestar atención a nuestros estados emocionales (lo cual supone darles importancia...), hacerlos conscientes, y socializarlos a través de su verbalización, o de acciones adecuadas.

La hipertensión crónica es la somatización de vivencias continuadas de ira, miedo o tristeza, asociadas a situaciones de emergencia, presentes o pasadas. La falta de conciencia respecto a estas vivencias (ya sea respecto a las emociones mismas, ya sea respecto a su magnitud), y la falta de expresión externa de las mismas (en la forma adecuada, y en la medida necesaria), explica el desarrollo paulatino del trastorno, independientemente de que la situación de emergencia original persista en el presente o no. En éste último caso se revive inconscientemente, de forma continuada, algo que ya no existe.

Hay dos Tipos de Personalidad asociadas a la hipertensión y a las enfermedades cardiovasculares que produce: A y D, que expresan fundamentalmente un talante agresivo-ansioso o depresivo-angustiado.

Dada la importancia de la personalidad en el trastorno de hipertensión, es lógico que en muchos casos la psicoterapia sea necesaria, suponiendo la Terapia Online una opción perfectamente válida. En el caso de la personalidad tipo A sería adecuado también la relajación, la práctica de yoga, y la meditación.

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Riesgos de la hipertensión

La hipertensión es, junto con el colesterol alto y el tabaquismo, uno de los tres factores de riesgo cardiovascular más importante. Es raro que se presente aislada respecto a éstos u otros factores de riesgo cardiovascular.

En este gráfico pueden ver por cuánto se multiplica el riesgo cardiovascular, según se presenten aislados los 3 factores, o juntos unos con otros. Así, por ejemplo, el riesgo de una persona que tenga hipertensión, el colesterol alto, y, además, fume, se multiplica por 16.

La combinación de varios factores da un resultado mayor que la suma de los factores individuales.

La relevancia de la hipertensión no reside en sus características como enfermedad, sino en el incremento del riesgo de padecer enfermedades que pueden ser mortales.

Se estima que el 50% de los trastornos cardiovasculares se puede atribuir a la elevación de la presión arterial. Y cada año, éstos trastornos representan el 30% de las muertes en el mundo.

La hipertensión arterial es una enfermedad sistémica, compromete, sin distinción, a todo el organismo: extremidades, genitales, ojos, pulmones, riñones, cerebro, o corazón.

Enfermedad Vascular Periférica (enfermedad arterial periférica)

Ocurre por un estrechamiento de la luz de los vasos sanguíneos fuera del corazón, debido a ateroesclerosis. Afecta sobre todo a las piernas y pies, provocando dolor o entumecimiento.

Si el flujo sanguíneo llega a obstruirse gravemente, se puede producir la muerte de los tejidos, e incluso puede llegar a ser necesario amputar el pie o la pierna.

Impotencia (disfunción eréctil)

Es la incapacidad para alcanzar o mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria.

El 15% de los hipertensos tratados con antihipertensivos presentan este problema en algún momento de su vida, bien por la propia hipertensión, o por los fármacos. Este porcentaje va subiendo si se unen otros factores de riesgo cardiovascular.

Retinopatía hipertensiva

Es la enfermedad de los capilares de la retina del ojo. La vasoconstricción de las arteriolas produce hipertensión arterial. Si es una hipertensión crónica se puede desarrollar, con el tiempo, una arterioloesclerosis.

Las consecuencias van desde la disminución del campo visual hasta la ceguera.

Hipertensión pulmonar

Es una persistente presión arterial pulmonar por encima de 20 mmHg en situación de reposo, o más de 30 mmHg durante el ejercicio.

Los vasos sanguíneos que transportan la sangre venosa, desde el ventrículo derecho hasta los pulmones, se endurecen y se estrechan. El corazón debe hacer un mayor esfuerzo para bombear sangre. Con el transcurso del tiempo, el corazón se debilita, no puede cumplir su función y puede desarrollarse una insuficiencia cardiaca.

Insuficiencia renal

La quinta parte de la sangre bombeada por el corazón pasa por los riñones, que cumplen una función importantísima en el organismo:

- Eliminan los productos de desecho y el líquido corporal sobrante

- Liberan hormonas que determinan la presión arterial, la fortaleza de los huesos o la cuantía de glóbulos rojos en la sangre (previniendo la anemia)

- Mantienen los valores adecuados de sustancias químicas básicas en la sangre: sodio, potasio, fósforo y calcio

- Mantienen el balance de ácidos, sales y agua en el cuerpo

Los riñones son especialmente sensibles a las variaciones en el flujo sanguíneo que resultan de la hipertensión arterial y de sus complicaciones. Cualquier afección que disminuya el aporte de flujo sanguíneo hacia los riñones puede llegar a producir una insuficiencia renal, pudiéndose llegar a un fallo renal completo y la necesidad de diálisis, o un transplante de riñón, para conservar la vida.

Accidente cerebrovascular (ataque cerebral, derrame cerebral, apoplejía o ictus)

Es la brusca interrupción del flujo sanguíneo a cualquier parte del cerebro, ocasionado por arterioesclerosis (por estrechez, por un coágulo - trombosis cerebral -, o por rotura de un vaso - hemorragia cerebral -), que origina una serie de síntomas, variables en función del área cerebral afectada, pudiendo llegar a infarto cerebral (muerte de tejido cerebral), o incluso la muerte.

Es mucho más frecuente en hipertensos.

Cardiopatías (enfermedades del corazón)

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Arritmia cardíaca

Es una alteración (normal o patológica) del ritmo cardíaco respecto al normal o sinusal, ya sea en velocidad (<60 ppm = bradicardia, >100 ppm = taquicardia) y/o regularidad (la fibrilación ventricular es el caso más grave de irregularidad), debido a una anomalía en el sistema eléctrico del corazón (en la generación o en la conducción del impulso eléctrico).

En cada ciclo cardíaco, la sangre venosa (pobre en oxígeno, azulada), desemboca en las venas cavas (superior o inferior), que drenan en la aurícula derecha del corazón. A la vez, la aurícula izquierda recibe sangre, cargada de oxígeno (por un proceso llamado hematosis, que ocurre en los capilares alveolares pulmonares), desde las 4 venas pulmonares (las únicas venas del organismo que transportan sangre oxigenada).

Las aurículas se contraen y proyectan la sangre hacia los ventrículos, cerrándose las válvulas respectivas (mitral en el lado izquierdo, que se cierra ligeramente antes, tricúspide en el lado derecho).

Los ventrículos se contraen expulsando la sangre venosa hacia los pulmones (desde el ventrículo derecho hacia la arteria pulmonar, que se bifurca en una rama derecha y otra izquierda, una para cada pulmón), y la sangre oxigenada hacia el organismo (desde el ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta y sus ramas arteriales, hasta el sistema capilar, donde se forman las venas), cerrándose las válvulas respectivas (pulmonar y aórtica).

Tras la sístole auricular y ventricular, en la diástole se relajan todas las partes del corazón para permitir la llegada de nueva sangre.

Es un proceso que, tomando como referencia una frecuencia cardíaca de 75 ppm, dura, en total, unos 0,8 seg. (sístole auricular 0,1 seg., sístole ventricular 0,3 seg., diástole 0,4 seg.) y que se desarrolla de una manera muy específica y coordinada.

El ciclo cardíaco, basado en contracciones de las fibras musculares (normalmente entre 60 y 100 veces por minuto), está determinado por un grupo de células musculares cardíacas, especializadas en la generación del estímulo eléctrico que da origen al latido cardíaco, y en la conducción del impulso eléctrico a través de todo el corazón (automatismo cardíaco). Éstas células tienen un diámetro mayor que las de la musculatura contráctil, son más ricas en líquido y contienen menos fibrillas.

El corazón recibe nervios del SN Autónomo, que sirven para la acomodación del automatismo cardíaco a las necesidades del organismo. Los nervios cardíacos del simpático estimulan la potencia de la sístole, la conducción del estímulo, la excitabilidad y la frecuencia cardíaca. Las ramas cardíacas del parasimpático (nervio vago) inhiben estos efectos.

Sistema eléctrico del corazón (S. excitoconductor, S. de conducción del corazón)

Nódulo sinusal (nódulo sinoauricular)

Es un plexo de células musculares especializadas, en forma de bulbo, de tamaño proporcional al del corazón (media de 1,5 cm de longitud y 0,3 cm de grosor), situado en la unión entre la vena cava superior y la aurícula derecha, que tiene la capacidad de generar el estímulo eléctrico que da origen al latido cardíaco. Funciona como el marcapasos natural del corazón.

Ritmo sinusal es el ritmo cardíaco que se origina en el nódulo sinusal, y que se corresponde a un latido normal del corazón, tal y como se mide en un electrocardiograma. Los impulsos eléctricos generados por el nódulo sinusal ocurren de 60 a 100 veces por minuto. Esta frecuencia se ve afectada por fibras del SN Autónomo, que la pueden aumentar (SNA Simpático) o disminuir (SNA Parasimpático).

Vías internodales

- Tracto anterior de Bachmann: con una rama hacia la aurícula izquierda (fascículo de Bachmann) y otra que permanece en la aurícula derecha y que conecta con el nódulo auriculoventricular

- Tracto medio de Wenckebach

- Tracto posterior de Thorel

La onda eléctrica tarda en llegar, desde el nódulo sinusal al nódulo auriculoventricular, alrededor de 0,03 seg.

Nódulo auriculoventricular

Es una estructura similar al nódulo sinusal, situado en la aurícula derecha cerca de la desembocadura de la vena cava inferior.

Tiene también la capacidad de generar impulsos eléctricos, sirviendo como marcapasos del corazón, cuando el nódulo sinusal falla, con una frecuencia entre 40 y 60 veces por minuto.

El nódulo AV retrasa el paso de los impulsos eléctricos a través de él, permitiendo la contracción de las aurículas antes de la contracción de los ventrículos.

Fascículo de His

Desde el nódulo AV parte el tronco del fascículo de His, que se divide en dos ramas, que llevan el impulso eléctrico por ambos lados del tabique cardíaco hacia los ventrículos.

También tiene la capacidad de generar impulsos eléctricos, con una frecuencia entre 20 y 40 latidos por minuto. El marcapasos ventricular es la última opción del corazón.

Fibras de Purkinje

Esta red de fibras deriva de ambas ramas del haz de His, y se diseminan por los ventrículos formando miles de conexiones con las células musculares cardíacas.

Causas de arritmia

Las arritmias cardíacas se producen por cualquier alteración en éste sistema eléctrico.

Estados emocionales

La mayoria de las arritmias son expresivas (conexión del SNA con el sistema eléctrico).

Homeostasis y trastornos físicos

Aumento de la tasa metabólica (de la energía necesaria para mantener las funciones corporales, como en el ejercicio físico, o en la adaptación a temperaturas altas), fiebre elevada, o una infección, en las que se puede dar taquicardia.

Puerperio (período posterior al parto, de unos 40 días - la cuarentena -, en el que la mujer recupera su estado anterior al embarazo), ayuno prolongado, exposición a temperaturas muy frías, entrenamiento físico aeróbico continuado (síndrome del corazón de atleta), traumas contusivos del cráneo, tumores cerebrales o craneales, y enfermedades como la hidrocefalia, la meningitis y las intoxicaciones agudas (que conllevan un aumento de la presión intracraneal), en los que se puede dar bradicardia.

Drogas o fármacos

Cocaína, alcohol, anfetaminas, tabaco, cafeína, betabloqueadores (fármacos antihipertensivos), simpaticomiméticos (fármacos estimulantes), antiarrítmicos (fármacos prescritos para tratar un tipo de arritmia, que producen otro).

Enfermedad cardiovascular

En éste caso pueden ser un síntoma de cualquier trastorno cardiovascular (los mismos que se relacionan con la hipertensión), o sea, enfermedad cardíaca (por alteración de las arterias que irrigan el corazón), cardiopatía hipertensiva, angina de pecho, infarto de miocardio (donde es frecuente la fibrilación ventricular), insuficiencia cardíaca, miocardiopatía y muerte súbita.

Fibrilación ventricular

Es una grave arritmia cardíaca, donde la actividad eléctrica del corazón es tan rápida (>250 latidos por minuto) y caótica, que lleva a la pérdida total de las contracciones, la detención del ciclo cardíaco, la falta de oxígeno en el cerebro, la pérdida del conocimiento al cabo de unos segundos, el desarrollo de lesiones cerebrales irreversibles, si la arritmia persiste unos minutos, y finalmente la muerte.

La desfibrilación es la única forma eficaz de contrarrestarla, y consiste en aplicar una descarga eléctrica de corriente contínua, por medio de un desfibrilador, que despolariza simultáneamente todas las células del corazón, devolviendo, en caso de éxito, la actividad eléctrica normal al corazón.

En otro caso, el corazón permanecerá parado, y únicamente las maniobras de resucitación (masaje cardiaco y boca a boca), practicadas de forma eficaz, pueden prolongar unos minutos el tiempo límite para la aplicación del desfibrilador.

La eficacia de este tratamiento disminuye con el paso de los minutos, razón por la que es conveniente colocar desfibriladores externos semiautomáticos en lugares públicos concurridos. La muerte del futbolista del Sevilla FC, Antonio Puerta (ver displasia arritmogénica de ventrículo derecho), en agosto de 2007, en pleno partido de fútbol, lo puso de manifiesto, puesto que, de haber contado con asistencia inmediata, muy probablemente se hubiera podido evitar su muerte.

Si la desfibrilación se realiza antes de los 5 minutos, la supervivencia puede llegar hasta el 75%, y desciende un 10-15% cada minuto sucesivo.

Existen también desfibriladores automáticos implantables (invento de 1980, de Michel Mirowski).

La fibrilación ventricular puede aparecer como complicación en casi todas las patologías cardíacas: en el 75% de los casos hay una enfermedad coronaria, en un 20% otros tipos de patología cardíaca, como la miocardiopatía dilatada, hipertrófica o arritmogénica y en un 5% no se detecta patología (por ejemplo, el síndrome de Brugada).

Es el ritmo final en la mayoría de las muertes por infarto de miocardio, producidas en los primeros minutos, y en la mayoría de las muertes súbitas.

Cardiopatía hipertensiva

El ventrículo izquierdo recibe sangre oxigenada de la aurícula izquierda, y la envía, por medio de una contracción de sus fibras musculares, hacia la aorta para su distribución por todo el cuerpo.

La hipertensión arterial aumenta el trabajo del corazón, al estimularlo a bombear sangre con más fuerza o frecuencia, y con el tiempo puede causar una hipertrofia del ventrículo izquierdo (engrosamiento de su pared mayor de 2 cm).

El corazón, que es un órgano muscular, aumenta de tamaño y de peso, que puede llegar a más de 500 g.

La cardiopatía hipertensiva es la principal causa de enfermedad y muerte por hipertensión arterial.

Angina de pecho

Es un dolor opresivo agudo y asfixiante en el pecho (el término viene del latín “angor pectoris”, que significa tanto angustia como opresión en el pecho), centrado detrás del esternón (generalmente en el lado del corazón), y a veces extendido a los brazos y hombros (generalmente izquierdos), área abdominal, parte superior de la espalda, cuello o mandíbula, que se puede acompañar de dificultad respiratoria, mareo, desmayo, náuseas o vómitos, tos, palpitaciones, sudoración, palidez, cansancio, y un sentimiento angustioso de muerte inminente.

La angina es un síntoma de enfermedad cardíaca puesto que indica una obstrucción arterial debida a arterioesclerosis (más raramente es producida por un espasmo de las arterias coronarias, en la llamada “angina variante” o “angina de Prinzmetal”), a consecuencia de la cual algunas partes del corazón no reciben un suministro suficiente de sangre y, por tanto, de oxígeno (isquemia cardíaca). Sin embargo, a diferencia del infarto de miocardio, el músculo cardíaco no sufre daño permanente.

Suele producirse cuando aumenta la demanda de oxígeno corporal: por un esfuerzo físico (deporte, levantar peso, actividad sexual), frío extremo, comidas pesadas o estrés emocional, y remite con el reposo (suele durar un máximo de 15 minutos). Las arterias coronarias afectadas impiden que el corazón pueda ajustarse a dicha demanda. Entonces, los nervios del corazón transmiten mensajes dolorosos urgentes al cerebro. El dolor irradiado a otras zonas del cuerpo se debe a que el cerebro, por confusión, siente los impulsos desde localizaciones cercanas al corazón.

Si es un dolor repentino, que dura más de 15 minutos, o los ataques de angina se hacen más frecuentes, largos, o impredecibles (por ejemplo, dejan de estar ligados a esfuerzos físicos), como ocurre en la angina inestable, puede ser el aviso de un infarto inminente y necesita tratamiento médico urgente.

Infarto de miocardio (ataque al corazón, ataque cardíaco o infarto)

Es un dolor opresivo agudo, asfixiante, y prolongado, en el pecho (más de 15 minutos, y no se alivia por completo con el reposo), con necrosis isquémica (muerte de tejido por falta de oxígeno) de una parte del ventrículo izquierdo.

Los síntomas son los mismos que los de la angina de pecho (excepto que no remite por sí mismo), pero se da el caso de los ataques cardíacos silenciosos, en que se produce poco o ningún dolor en el pecho (sobre todo en ancianos y diabéticos).

La muerte de tejido se produce por obstrucción de las arterias que lo irrigan, ya sea por elementos dentro del vaso, que es el caso más frecuente (placas de ateroma), o por elementos externos (tumores que comprimen el vaso, torsión de un órgano, hernia de un órgano a través de un orificio natural o patológico, etc.).

La generación de arritmias, sobre todo la fibrilación ventricular, es la causa más frecuente de muerte en el infarto agudo de miocardio en los primeros minutos.

Un infarto de miocardio requiere una atención médica inmediata. El pronóstico de un paciente con infarto depende de la extensión del mismo (es decir, la cantidad de músculo cardíaco perdido como consecuencia de la falta de irrigación sanguínea) y la rapidez de la atención recibida.

Es el principal riesgo de la hipertensión, y principal causa de muerte, tanto en hombres como mujeres, en todo el mundo. Un hipertenso no tratado tiene, como media, 10 veces más riesgo de morir de infarto que un normotenso.

Los factores que predisponen al infarto son los mismos que los de la hipertensión, más antecedentes de un infarto anterior, anginas de pecho o arritmias, siendo más prevalente en hombres mayores de 40 años y mujeres mayores de 50.

Insuficiencia cardíaca (insuficiencia cardíaca congestiva)

Es un trastorno potencialmente mortal en el cual el corazón ya no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo. El débil bombeo del corazón permite que se acumule líquido en los pulmones y otros tejidos del cuerpo (congestión).

Normalmente se manifiesta lenta y progresivamente, siendo posible no tener síntomas durante muchos años. El corazón trata de adaptarse a éste gradual debilitamiento aumentando de tamaño, con lo que se hace rígido y poco eficaz, y esforzándose por bombear más rápidamente para que circule más sangre por el cuerpo.

La insuficiencia cardíaca ocasiona falta de oxígeno en los órganos, igual que una deficiente nutrición, lo cual los daña y reduce su capacidad para funcionar adecuadamente.

Puede afectar al lado izquierdo, al derecho, o a todo el corazón. Cuando ambos lados del corazón fallan, la mayoría de las áreas del cuerpo pueden resultar afectadas.

Síntomas

En la insuficiencia cardíaca izquierda se acumula sangre y mucosidad en los pulmones, que produce falta de aliento, cansancio y tos (especialmente por la noche, y, en algunos casos, acompañada de la expulsión de un esputo sanguinolento).

En la insuficiencia cardíaca derecha se acumula líquido en las venas porque la sangre circula más lentamente: los brazos, piernas, tobillos y pies comienzan a hincharse (edema), a veces el edema puede extenderse a los pulmones, el hígado y el estómago, aumenta la necesidad de orinar, especialmente por la noche, y se reduce la capacidad de los riñones para eliminar sodio (sal) y agua (pudiendo llevar a una insuficiencia renal).

Otros síntomas de insuficiencia cardíaca son: dificultad para respirar o permanecer acostado (dificultad para dormir), porque se pierde fácilmente el aliento, cansancio, debilidad e incapacidad para el ejercicio físico, desmayos, dolor en el pecho, palpitaciones, pulso rápido o irregular, falta de apetito, indigestiones, náuseas y vómitos, inflamación del abdomen, aumento de peso debido al exceso de líquido, venas hinchadas en el cuello, piel fría y húmeda, agitación, confusión, disminución de la lucidez mental, falta de concentración y problemas de memoria.

Causas

La insuficiencia cardíaca es, en casi todos los casos, el resultado final de la mayoría de las enfermedades cardiovasculares.

Las causas más comunes son la cardiopatía isquémica y la cardiopatía hipertensiva. Causas menos frecuentes son la miocardiopatía dilatada, las cardiopatías congénitas, las valvulopatías, los tumores cardíacos y la enfermedad pulmonar.

La insuficiencia cardíaca es un trastorno grave, aunque se puede controlar con cambios en el estilo de vida (minimizando los factores de riesgo cardiovascular), medicamentos, y el tratamiento de los trastornos subyacentes.

Cerca del 1% de la población de 40 años presenta insuficiencia cardiaca, y con cada década de edad se duplica la prevalencia, situándose alrededor del 10% en los mayores de 70 años.

En España se producen cerca de 80.000 ingresos hospitalarios por insuficiencia cardíaca cada año. Al igual que en otros países desarrollados, es la primera causa de hospitalización en mayores de 65 años y supone alrededor del 5% de todas las hospitalizaciones.

Es la tercera causa de muerte cardiovascular en España, por detrás de la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular.

Muerte súbita

Es una muerte natural inesperada y rápida, después de una pérdida brusca de conciencia, en una persona con una cardiopatía de base conocida o desconocida. Puede ser instantánea, o producirse dentro de la primera hora desde el inicio de los síntomas: falta de aire, dolor de pecho, palpitaciones, mareos o desmayos.

Causas

Más del 80% de los casos de muerte súbita en adultos tiene un origen cardíaco.

Enfermedad cardíaca (cardiopatía isquémica)

En general, independientemente de la población estudiada, la causa más común de muerte súbita son las enfermedades cardiovasculares, y, entre ellas, la cardiopatía isquémica (provocada por ateroesclerosis) es la patología más frecuente.

Esto es especialmente claro en el caso de los paises anglosajones: en Estados Unidos y los países del norte de Europa, el 85% de las muertes súbitas de origen cardiaco están relacionadas con cardiopatías isquémicas, que generan infartos de miocardio o anginas de pecho, patologías más frecuentes en hombres que en mujeres.

Cardiopatía hipertensiva

El Proyecto Eulalia, iniciado en 2001 (elaborado por el Instituto de Medicina Legal de Cataluña, el Hospital de Sant Pau de Barcelona y el Instituto Nacional de Toxicología, junto con los centros de medicina legal de Murcia, Andalucía y Navarra), demostró la importancia de la hipertensión en la determinación de muerte súbita de origen cardíaco entre los adultos de paises mediterráneos.

A diferencia de los datos anglosajones, en el proyecto Eulalia sólo el 47% de los más de 180 casos analizados, de muerte súbita cardíaca, presentaban una cardiopatía isquémica (de los cuales sólo la mitad se relacionaron con infarto de miocardio), y en el 53% de casos restantes había una alta prevalencia de hipertrofia ventricular izquierda, relacionada principalmente con la hipertensión arterial.

Según este estudio, en los países mediterráneos se producirían menos infartos que en los paises anglosajones.

Miocardiopatía dilatada (cardiomiopatía congestiva)

Es una enfermedad del tejido muscular cardíaco caracterizada por dilatación, hipertrofia y disminución de la contractilidad (disfunción sistólica) de uno o ambos ventrículos.

El agrandamiento del corazón, los soplos cardíacos (ruidos silbantes o ásperos causados por una turbulencia en la corriente sanguínea de las válvulas cardíacas o cerca del corazón), la congestión de los pulmones (sonidos crepitantes - crujidos -, al estetoscopio), el hígado agrandado y las venas del cuello distendidas, son signos de éste trastorno.

Su causa más frecuente es la enfermedad coronaria (un infarto, o lesiones en las arterias cardíacas), y otras causas son el alcoholismo (miocardiopatía alcohólica), el consumo de cocaína, deficiencias nutricionales, obesidad, enfermedad de la válvula cardíaca, anemia, estrés, o infecciones virales.

La incidencia anual, en Estados Unidos y en Europa, varía entre 2 y 8 casos por 100.000 habitantes.

Miocardiopatía hipertrófica (cardiomiopatía hipertrófica)

Es una enfermedad genética autosómica (cromosomas no sexuales) dominante (probabilidad del 50% para los descendientes de un afectado), causada por mutaciones en uno de varios genes que codifican las proteínas del sarcómero (unidad anatómica y funcional de la fibra muscular), y que consiste en el aumento de tamaño de los músculos del ventrículo izquierdo (es rara la afectación del ventrículo derecho).

Esta hipertrofia puede interferir con el funcionamiento normal del corazón al estrechar la salida del ventrículo, reducir la capacidad del corazón para relajarse y llenarse de sangre durante la fase de relajación, y reducir la capacidad de las válvulas cardíacas para funcionar apropiadamente.

A menudo no hay síntomas o son mínimos y la enfermedad se detecta solo por ecocardiografía.

Es la causa más frecuente de síncope (pérdida brusca de conciencia y de tono postural, de duración breve, con recuperación espontánea, sin necesidad de maniobras de reanimación) inducido por estrés, o de muerte súbita de origen cardíaco en menores de 30 años.

Es la forma más frecuente de enfermedad cardiovascular genética, con 1 caso cada 500 individuos (0,2%), y la principal causa de MSC en deportistas de élite.

El llamado Síndrome del corazón de atleta podría confundirse con una miocardiopatía, por la hipertrofia del corazón (cardiomegalia). Sin embargo, se acompaña de un aumento de tamaño de las 4 cavidades cardíacas y de un aumento del diámetro de las arterias coronarias (que puede ser temporal, durante el ejercicio - vasodilatación -, o constante, como en los deportistas de élite, en los que se pueden encontrar arterias coronarias con un diámetro doble o triple al de una persona normal - 6-8 milímetros incluso -).

Estas adaptaciones anatómicas, a un entrenamiento aeróbico exigente y contínuo, son normales, porque suponen una mayor eficiencia del corazón para bombear sangre y oxigenar el cuerpo. Consecuencia de ellas es la bradicardia (menos de 60 pulsaciones por minuto en reposo), que puede llegar a cifras asombrosas en algunos deportistas: el "extraterrestre" Miguel Indurain tenía una frecuencia cardíaca en reposo en torno a 32 latidos por minuto (en alguna ocasión llegó a ser de 28...). Por cierto, Indurain tenía también una capacidad pulmonar excepcional: llegó a inutilizar un espirómetro en el reconocimiento médico del Tour al superar sus límites máximos...

Con el entrenamiento, la frecuencia cardíaca puede reducirse en reposo y en el ejercicio submáximo, pero en el ejercicio máximo no se modifica, puesto que la frecuencia cardíaca máxima (un límite teórico que corresponde al máximo de pulsaciones que se puede alcanzar sin comprometer la salud) viene condicionada normalmente por la edad (la fórmula es 220 - edad, para un hombre, y 226 - edad, para una mujer; por ejemplo, la FCmax en una mujer de 36 años sería 90). Por mucho que se entrene un individuo, la FCmax no se modificará, pero la diferencia con el no entrenado es que siempre bombeará más sangre estando los dos a la misma FC.

Otros cambios que acompañan al Síndrome del corazón de atleta, también considerados benignos, son alteraciones en el ECG basal (alteraciones de la repolarización, trastornos de la conducción, y algún tipo de arritmia) y soplos sistólicos.

Todos estos hechos plantean el problema de discernir entre síndrome del corazón de atleta y miocardiopatía hipertrófica.

En este sentido, es importante tener en cuenta que este conjunto de adaptaciones anatómicas y fisiológicas del deportista es reversible, a las pocas semanas de suspender el entrenamiento, señal de que no es debido a patología.

Existen otras enfermedades genéticas, también de transmisión autosómica dominante, que representan el 5% de todas las muertes súbitas, el 20% de las muertes súbitas en individuos menores de 35 años y el 22% de las muertes súbitas en atletas. Las dos más importantes son las siguientes:

Síndrome de Brugada

Caracterizado por una anormalidad electrocardiográfica y un aumento del riesgo de muerte subita cardíaca. Alrededor del 20% de los casos están asociados con una mutación en el gen que codifica los canales de sodio en las membranas de los miocitos (células musculares del corazón).

Los síntomas de esta enfermedad hereditaria incluyen síncopes, arritmias ventriculares, mareos, sensación de dificultad para respirar y muerte súbita. Éstos síntomas suelen aparecer en la edad adulta, generalmente a partir de los 40 años.

Es la causa más frecuente de muerte súbita en personas por debajo de 50 años en los que no se conocen enfermedades cardíacas previas.

La prevalencia poblacional es de 1 por cada 500 individuos.

Displasia arritmogénica de ventrículo derecho (miocardiopatía arritmogénica)

Miocardiopatía poco frecuente, caracterizada por la aparición de arritmias ventriculares debidas al reemplazo progresivo del tejido muscular del ventrículo derecho por tejido adiposo o fibroadiposo. En fases avanzadas puede extenderse también al ventrículo izquierdo, provocando una insuficiencia cardíaca global.

La corriente eléctrica que circula por el corazón se ve afectada por dicho tejido, pues la conductividad eléctrica es distinta, produciendo latidos arrítmicos, y el desenlace es, casi siempre, la muerte súbita.

Es una enfermedad hereditaria de carácter autosómico dominante, con penetrancia incompleta (la presentan sólo el 30% de personas con el genotipo) y expresividad variable (los que la presentan, la expresan en distinta forma o grado).

Se presenta sin influencia de factores de riesgo cardiovascular, ya sea hipertensión, colesterol, tabaquismo, u otros. Son resonadas las muertes de deportistas que tienen una dieta sana y buena forma física, y que, además, tienen controles médicos, señal de que es una patología difícil de detectar.

El futbolista del Sevilla FC, Antonio Puerta, que murió en agosto de 2007 a los 22 años, desplomándose durante un partido en el estadio del Sevilla, tenía esta enfermedad congénita. A pesar de que había sufrido varios desmayos previos, uno de ellos en verano de 2006, en el descanso de un partido, cayéndose escaleras abajo mientras iba a los vestuarios, no le detectaron la anormalidad cardíaca.

Curiosamente, el único antecedente del fútbol español es el de Pedro Berruezo, también sevillista, que murió en enero de 1973, a los 27 años, tras desplomarse a los pocos minutos de comenzar el segundo tiempo de un partido. Al igual que Puerta, había padecido desmayos anteriormente (hasta 3 conocidos). Otra casualidad es que ambos jugaban en la banda izquierda (Puerta de defensa y Berruezo de delantero) y los dos esperaban un hijo en el momento de su fallecimiento.

Tiene tratamiento si se identifica a tiempo: farmacológico (sotalol, amiodarona) si el riesgo es moderado-alto, o bien, en el caso de un riesgo muy alto, se puede implantar un cardiodesfibrilador automático o realizar un trasplante de corazón.

La prevalencia aproximada es de 1 caso entre 5000 personas (0,02%), siendo 3 veces mas frecuente en hombres. Representaría el 5% de las muertes súbitas en personas con menos de 65 años.

Hay dos periodos de la vida en los que se centra la mayor incidencia de muerte súbita, siempre con un notable predominio de los varones (ya saben, el sexo fuerte...): desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, y entre los 35 y 70 años.

Síndrome de muerte súbita del lactante (muerte de cuna o muerte blanca)

Un bebé aparentemente sano, sin antecedentes de enfermedad, con buen desarrollo, y sin antecedentes familiares genéticos que lo justifiquen, es encontrado muerto en su cuna, o cualquier otro lugar donde duerma.

Representa la causa de muerte más importante en lactantes con edad inferior a un año, excluyendo el periodo neonatal (hasta los 28 días después del nacimiento), a la vez que es una de las enfermedades más desconocidas.

Alrededor del 80% de las muertes ocurre a partir del primer mes y hasta el sexto (la frecuencia máxima se da entre el segundo y cuarto mes de vida). Entre los 6 y 12 meses se produce el 15%, y tras el primer año de vida del niño sólo se da el 5%.

En la década del 80, la incidencia del SMSL era de 2 muertes cada 1000 recién nacidos vivos. Actualmente, y como consecuencia de las campañas de recomendación respecto a hacer dormir al lactante boca arriba, la incidencia se redujo a menos de 1 cada 1000 recién nacidos. Alrededor del 60% son varones y un 40% mujeres.

La muerte súbita es el estado final de alguna patología, por lo que es crucial identificar a las personas que están en riesgo. Sin embargo, la fiabilidad de los exámenes médicos no es completa, y algunas veces es imposible diagnosticar la vulnerabilidad, como demostró el caso de Antonio Puerta.

El sentido común dicta que es muy importante tener en cuenta antecedentes de pérdida de conocimiento relacionadas con esfuerzos físicos o situaciones de descarga adrenérgica, sin olvidar los antecedentes familiares que pudiera haber de muerte súbita.

La OMS estima que los casos de muerte súbita pueden oscilar, en los distintos países, entre 0.2 y 1.6 casos por 1000 en los hombres y entre 0.2 y 3.5 casos por 10000 en las mujeres (sí, han leído bien, un 0 más: o sea, que es mucho más frecuente en hombres).

La incidencia de muerte súbita en los EE.UU. es de aproximadamente 300000 casos al año (1:1000), en la Unión Europea es de unos 400000 (0.8:1000), y en España de unos 45000 (0.95:1000). En España, el 12% de los fallecimientos ocurren por muerte súbita.

El 80% de las muertes súbitas se debe a una patología cardíaca, siendo la cardiopatía isquémica (angina de pecho, infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca) la patología más frecuente, con diferencia. La mitad de los fallecimientos causados por cardiopatía isquémica se produce por muerte súbita.

En España, de los 70.000 infartos de miocardio que se producen cada año, sólo ingresan en el hospital unos 41.000, el resto fallece antes como consecuencia de una muerte súbita.

La hipertensión arterial es muy prevalente en todo el mundo, aproximadamente afecta al 30% de la población adulta con menos de 60 años, y al 60% con más de 60 años. Datos recientes del Estudio de Framingham indican que la probabilidad de desarrollar hipertensión, a partir de los 65 años, es del 90%.

Los paises que atraviesan un proceso de cambio en sus pautas culturales (urbanización, industrialización, pérdida de tradiciones) han mostrado una mayor prevalencia de hipertensión arterial. Durante las últimas décadas, el número de casos de hipertensión ha permanecido estable en las naciones industrializadas, pero ha aumentado en los países en desarrollo (también por el aumento de la esperanza de vida).

América Latina y el Caribe tienen una prevalencia especialmente alta de hipertensión arterial, según una investigación publicada en la revista médica The Lancet.

En España, la prevalencia de hipertensión en adultos jóvenes es del 35%, en edades medias llega al 40%, y en mayores de 60 años se sitúa en el 70%. En total, afecta a unos 10 millones de adultos.

La primera causa de muerte en España son las enfermedades cardiovasculares, responsables de 1 de cada 3 muertes, y casi la mitad de ellas están relacionadas con la hipertensión arterial.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, referidos a 2006, y al total de 371478 defunciones ocurridas aquel año en España, las 3 primeras causas de muerte fueron:

120730 (32.5%) Muertes por enfermedades cardiovasculares

101669 (27.4%) Muertes por cáncer

 39486 (10.6%) Muertes por enfermedades respiratorias

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